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Abonando el camino hacia el reino de los cielos

por Leidy M. Pastrana Z.
orar-y-obrar

Orar y obrar debe ser la prioridad en nuestra vida si queremos alcanzar el reino de los cielos.

Cordial y bendecido saludo, hermanos, cada acción que hagamos en servicio de nuestro prójimo necesitado, es una acción que hacemos directamente con Dios y son obras que van abonando el terreno para llegar al reino de los cielos, pero debemos hacerlo sin dejar de lado la fe, la oración, la humildad y la sencillez, no es grato a Dios aquel que hace alarde de su fe o se jacta y pregona sus obras, pues está escrito en la palabra, en Mateo 6 “que no sepa  tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha”  y que no debemos ser  como los fariseos y publicanos, pues Jesús es nuestro mayor ejemplo de amor, misericordia y sencillez.

Pero bueno, en sí, ¿Qué es el reino de los cielos? Para responder a esta pregunta, recurrimos a la palabra de Dios, en el Evangelio de San Mateo 13, 24-39,  en el que aludiendo al símil por medio de parábolas (3 exactamente) compara el reino de Dios con la cizaña, la semilla de mostaza y la levadura; considero que a la cizaña se refiere a las dificultades, los tropiezos , las adversidades y encrucijadas que se nos presentan en nuestro diario caminar, pretendiendo ahogarnos como la cizaña al trigo  para desviarnos del camino que conduce a Dios. En la biblia de nuestro pueblo, explican que “el trigo y la cizaña crecen juntos eran la mejor expresión de que la propuesta del nuevo ser humano  y de la nueva sociedad que quería Jesús, debía realizarse bajo la convicción de que la realidad tangible del mal será compañera inseparable de la historia de salvación”. Hermanos, la cizaña se puede materializar y personalizar, muchos podemos ser malos (cizaña), otros tener la posibilidad de ser trigo o muchos buenos (trigo) que pueden convertirse en cizaña. Por tanto hay que seguir trabajando en la conversión y así lograr salir adelante, sin divisiones, sin exclusiones.

En cuanto a la semilla de mostaza, sabemos lo minúsculo que es un grano de mostaza, pero si a esa semilla la cuidamos, la abonamos, la regamos con mucho amor, obtendremos un gran árbol, así mismo en nuestro corazón debemos cultivar nuestra fe, para que crezca y nos haga mejores seres humanos, según la biblia de nuestro pueblo, “ hoy día podemos prolongar la imagen y aplicarla al ideal de una iglesia que sea el hogar de todos, donde nadie se sienta extraño o excluido”

 Ahora bien, en cuanto a la levadura, sabemos que es lo que permite crecer al pan, así mismo debe crecer la fe en nuestro interior y los anhelos de alcanzar el reino de los cielos, frente a este aspecto, la biblia de nuestro pueblo explica que “ para ser levadura que fermente a la masa, la iglesia no puede vivir separada del mundo, sino todo lo contrario, inmersa en las realidades sociales, políticas y económicas, allí donde esté en juego la causa del reinado de Dios, que es el anuncio de la buena nueva para el pueblo oprimido.

Amigos, no busquemos el reino de Dios en lo extraordinario sino en lo ordinario de nuestro ser y  nuestra cotidianidad, guiándonos por lo novedoso del evangelio. El papa Francisco nos dice que en definitiva, “el reino de Dios no es un espectáculo, sino que el reino de Dios es silenciosos, crece dentro; lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad, pero crece lentamente, silenciosamente”.

Hermanos, seamos humildes, busquemos alcanzar el reino de Dios que está en nuestra cotidianidad, pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine el camino y nos dé sabiduría para caminar  por el camino recto que conduce a Dios.

BENDICIONES!!!

 

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