Evangelio según San Mateo 17,1-9.
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo».
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo».
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Transfigura tu vida.
1) La montaña: es ese lugar de encuentro con Dios, un lugar donde uno se encuentra con Dios. ¿cuál es tu montaña? Donde está ese lugar en tu día donde te encontrás con Dios?. Busca ese lugar en tu día donde vos puedas encontrarte con Dios. Tu cuarto, la capilla, el auto, el aula, tu lugar en la oficina, en la cocina. DONDE SEA, PERO TENÉ ESE LUGAR DE ENCUENTRO CON DIOS.
2) Transfigura: es cuando ese diálogo de la Santísima Trinidad se manifiesta, cuando vos cotidianamente hablas con Dios tu vida y tú rostro se irá transfigurando. Ese hablar constante con Dios te ayudará a tener otra mirada de la vida. Queres cambiar? Empieza hablando con Dios.
3) Tres carpas: lo decía por miedo. Cuando uno se encuentra con Dios también tendrá momentos de miedo, aparecerán esas luchas internas. Pero acordate que después bajaron y siguieron. Lo mismo vos, busca ese momentito con Dios en el día pero no para quedarte allí sino para tomar fuerzas y meterle con todas a la vida. Seguí, lucha y transformate para transformar.
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¡Que Dios te bendiga!
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