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Desde Barcelona: No hay que tener miedo

por Editor mdc
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El corazón es lo único que puede romperse en mil pedazos y seguir funcionando. Usémoslo para amar, para vivir y servir.

Desde Barcelona, España, nos llega este relato de María, quien estuvo el día del atentado y gracias a Dios vivió para contarlo. Ella nos narra su experiencia y nos deja ver que de todo lo malo siempre hay algo positivo, que la solidaridad y el amor siempre nos unen en los momentos más diífciles y que los que queremos vivir en paz y libres del terrorismo y la violencia somos mayoría.  A continuación compartimos su relato. 

Salia de trabajar, iba con una amiga. Habiamos quedado a comer cerca de la ofi, en Plaza Catalunya, salimos mas tarde de lo normal, las demás ya estaban alli.

Barcelona La RamblaEran las 16’35h, bajamos por Las Ramblas, comentando que era agobiante tanta gente, que casi no se podia andar. Giramos a la derecha, en una callecita estaba el restaurante, y al entrar y sentarnos empezamos a ver a gente correr. No olvidaré las caras de pánico, especialmente la de M, una chica francesa que metimos como pudimos, temblaba y lloraba pero no podía hablar.

Entonces empezó la confusión, cerraron el local y empezó nuestra tarde en la «operación jaula».No sabíamos qué hacer ni qué estaba pasando. Nadie nos decía nada, solo gritos y ambulancias. Desconcierto.

Vi el pánico de la gente, oi sus gritos y los disparos de fuera, pero paradojicamente tenia una serenidad que tenia que compartir,que dar y que no venia de mi.

Vi el cielo y la tierra muy cerca, no porque tuviera miedo a morir sino porque entendi que esa unión estaba en el alma de todos los que estabamos ahi y queriamos servir. Fueron horas largas hasta que pudimos salir de aquel bar en el que estábamos resguardados y a salvo, aún con tanta confusión.

Estaba muy asustada, pero tenia paz. La gente es buena, la solidaridad de esos momentos nos hizo invencibles, valientes, éramos piña. A la gente no le falta humanidad, nos falta más amor. No veia razas ni oia lenguas distintas, no habia mas barreras que las que separaban la calle y el local. Y rezamos juntos, y compartimos lo que teniamos y todos nos aseguramos de que nadie de los nuestros estuviera preocupado, estábamos bien. Habia muchos turistas asustados que no sabían qué hacer, que lloraban desconsolados… no podia soportarlo, vi como mi amiga se metia en la barra y empezamos a darles de beber. Nos abrazábamos.

Estaba con mis compis de la ofi, y teniamos claro que lo ibamos a dar todo. Y lo hicimos.Llevo poco tiempo en Barcelona, como todos los cambios aún no estaba segura de si era lo mejor, de por qué me había cambiado de ciudad, de si merecería la pena dejarlo todo en Madrid…arriesgarme. Ahora tengo claro que Dios contaba conmigo aqui y que nunca me deja sola. Fue El quien me trajo y quien me empujó a entrar ahi 5 minutos antes de que todo empezara. Y me puso a funcionar, y logré sacar lo mejor de mi, y aprender que el ser humano es extraordinario y libre para amar. Que todos, todos, estamos aqui para dar, y que en el Cielo no hay nada que funcione mal. Que no ganan los malos, ni el terror, ni el dolor. Que se puede vencer el mal con el minimo gesto de amor. Que solo triunfa el que sale de si mismo y decide ayudar, y pelea con abrazos y consuelo, quien lleva la compasión en el bolsillo. Que gana la unión sobre toda condición.

No hay que tener miedo, cualquiera podía haber estado ahi, en la calle mas transitada de Barcelona, en agosto, a las 16’45h de la tarde tomando un helado…No hay que tener miedo, son pocos los que quieren hacer daño, en comparación a la multitud que quiere ayudar, que decide cada dia y en cada situación, amar.

Veo en las redes sociales mucho odio escondido, palabras de rabia y deseos de venganza, me hacen sufrir por quien tiene ese sentimiento, el mismo de los que intentan acabar con la vida, las ilusiones, la libertad y las familias inocentes. Ese no puede ser el camino, se convierte en un circulo que se lleva lo mejor de cada uno. Yo en cambio vivi el terror, pero me impresionó mucho más la compasión de unos con otros, la delicadeza en los gestos, la generosidad de las personas.

Cuando finalmente nos dejaron salir, anduvimos desorientados, muchos nos pedían indicaciones y se unían a nuestro grupo hasta que les dejábamos encarrilados. Había taxis que cogian al máximo número de personas a carrera gratuita, había personas que daban agua, que ofrecían sus bicicletas, que cantaban para que todo fuera más llevadero. Eramos piña. No olvidaré nunca la unión de tanta gente diferente aquella tarde.

Rezo por todos, por los que se han ido al equipo del Cielo para que esto no vuelva a ocurrir, por el consuelo de los que ahora tienen el corazón roto y por los que no supieron aprovechar el regalo de la vida, para vivir y servir. No dudo que la Virgen está ahora ocupadisima con los que luchan en el hospital por vivir. Ojalá que si se tienen que ir lo hagan con santa paz.
Y los que vuelan desde casa hasta aquí… que encuentren el consuelo y el amor que necesitan. Algún día estaremos todos bien, y será para siempre. Mi grito por la esperanza contra toda esperanza: El corazón es lo único que puede romperse en mil pedazos y seguir funcionando. Usémoslo para amar, para vivir y servir.

Las Ramblas - Barcelona

La Rambla, también llamada Las Ramblas (catalán Les Rambles), es un emblemático paseo de la ciudad de Barcelona que discurre entre la plaza de Cataluña (en catalán, plaça de Catalunya), centro neurálgico de la ciudad, y el puerto antiguo. Siempre se la pasa llena de gente de día y de noche, allí ocurrió el trágico atentado terrorista – Foto Crédito:
Wiki-Commons Autor: JT Curses

 

 

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