Evangelio según San Mateo 22,34-40.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él,
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?».
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».
Dios lo es todo.
1) La prueba: en la vida siempre están las pruebas. Esa prueba física o esa situación que te lleva a preguntarte donde está Dios. Esa prueba que sabes que habrá un antes y un después de esa situación que te toca enfrentar. Capaz que hoy sea ese día en que tengas que rendir el examen más grande de tu vida. Pero la decisión del todo está en vos.
2) Los mandamientos: es la guía de la vida de uno. Pero no te olvides como comienza todo esto… «amar a Dios» porque la religión es llevarte a amar a Dios. Pero últimamente hemos reducido la religión sólo a lo moral, a lo que se puede y a lo que no se puede. Los mandamientos te inducen a ello a aprender a amar más a Dios. No caigas en el legalismo, los mandamientos son la invitación a enamorarte de Dios y entregarle tu corazón.
3) El cielo: es a lo que apuntamos. Tu vida es una búsqueda de ese cielo donde es la felicidad eterna. Es lucharla día a día para ser feliz, claro que aquí en la tierra no está la felicidad plena. Pero nosotros la remamos al cielo pero con los pies bien puestos en la tierra.
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