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Lucas 2,36-40

por Pbro. Luis A. Zazano
Lucas 2,36-40

Evangelio según San Lucas 2,36-40.

Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

 

 

Ana. Profetiza.

1) No se apartaba del templo: vemos una característica de Ana. Es una mujer que se mete en una vida orante y contemplativa. Antes el evangelio nos muestra el camino de la vida de ella. Esa vida que ahora en su madurez total la pone en mano de Dios. Vos también pone tu vida en Dios y desde Dios actúa ante tus hermanos.

2) Se puso a dar gracias: hoy más que nunca tenemos que agradecer lo vivido, lo luchado y lo enfrentado. Vos tenes que dar Gracias? Si vos y yo hoy tenemos que dar Gracias. Te dejo un trabajo…pensa cinco cosas que le tenes que agradecer a Dios del año.

3) Creciendo: ene sta vida no podemos quedarnos estancados. Tenemos que crecer, luchar y caminar. Hoy pidamos la fuerza de Dios para ser hombres y mujeres que crecen desde el interior y fortalecen a la comunidad desde esa madurez espiritual.

 

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