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El más terrorífico de los terrorismos

por Pbro. Leandro Bonnin
no-aborto

¿Cómo es posible que nos hayamos acostumbrado a la tragedia del aborto?

Con cierta frecuencia Europa se ha visto sacudida por algún atentado terrorista. En relación a uno de los más polémicos y trascendentes –el ocurrido en la revista Charlie Hebdo- los medios lo relataban así:

«Tres terroristas fuertemente armados entraron en la sede de una revista, y mataron allí a doce personas, entre ellas ocho periodistas, un invitado y un policía.”

El atentado y las diversas reacciones que suscita ocupan las primeras planas de todos los medios de información durante días. El miedo se ha apoderado de muchos, sobre todo en Europa. Ha habido un fuerte rechazo a estos asesinatos.

No puedo dejar de pensar en esto y a la vez en la hipocresía de nuestra sociedad, en la ceguera espiritual en la cual nosotros -todos, me incluyo- estamos inmersos.

Porque cada día… miles de médicos, enfermeros y otros colaboradores… entran en el útero de millones de mujeres… y matan ahí, despiadadamente, sin remordimientos, a miles y miles de niños. Futuros periodistas, policías, albañiles, arquitectos, científicos, obreros, quién sabe…

¿Cómo es posible que nos hayamos acostumbrado a la tragedia del aborto?

¿Cómo es posible que convivamos con tanto horror, un horror mayor que el Holocausto judío y todos los genocidios de la historia de la humanidad?

Porque los asesinos -médicos, enfermeros, madres que libremente optan por el aborto, padres, abuelos… – conviven con nosotros cada día. Son tal vez los mismos médicos que nos atienden en el hospital o en el consultorio, es la enfermera que te preparó para tu último parto, es la chica que te atiende en el supermercado, o el remisero que te llevó a la Terminal…

Las tapas de los diarios, cada día, deberían dar la horrenda noticia, si aún tuviéramos conciencia: «hoy han sido asesinados miles de bebés inocentes e indefensos… por quienes debían cuidarlos».

Si tomáramos plena conciencia de esto, no podríamos dormir por las noches… una angustia como la del Señor en Getsemaní se apoderaría de nuestras almas. El Señor permite que seamos un poco ciegos ante la maldad inaudita del crimen organizado del aborto, para que podamos seguir viviendo.

Europa teme desde los atentados. Tiene miedo de más terroristas que provoquen más muertes, de perder su «libertad».

Europa, Argentina, el mundo que abraza la cultura de la muerte, ¿comprenderá algún día que hay otra muerte, la muerte eterna, la pérdida definitiva de la visión de Dios, como consecuencia lógica de haber pisoteado los mandamientos del Creador?

Recemos por la conversión del mundo, por la de cada hombre.
Pidamos luz para nuestra civilización que se suicida, cada día de modo más evidente… que si no se convierte, si no se arrepiente de sus pecados, puede perder para siempre lo más grande y valioso, el fin para el que fuimos hechos: la contemplación del rostro de Dios.

 

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2 comentarios

javisames marzo 25, 2018 - 10:19 pm

Creo que tienes toda la razón. Comenzaré oración (y Rosario) más firme por este terrorismo incalculable, y a pedir ser iluminado para ser más activo en esta lucha contra el aborto. Feliz Semana Santa!

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Aideé marzo 26, 2018 - 11:12 am

Triste realidad!!
Ya quedamos al nivel más bajo de un animal… que siempre protege sus críos!!

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