Portada » EL GALPONCITO DEL FONDO Y LA CUARESMA

EL GALPONCITO DEL FONDO Y LA CUARESMA

por Pbro. Leandro Bonnin
el-galponcito

En muchas casas familiares de los pueblos existe un lugar casi dotado de misterio: el galponcito de atrás.

Este lugar que puede ser a veces una habitación de la misma casa, pero que -si las dimensiones de la misma lo permiten- suele apartarse un poco de la vivienda, puede ser un garaje o cochera o un cuarto de depósito, yo le llamo el galponcito.

El galponcito suele ser un lugar oscuro, hacia el cual van a parar todo tipo de elementos: desde heladeras que casi no funcionan pero que no se quieren tirar ni regalar, reposeras con la lona gastada o cortada, bicicletas con las ruedas pinchadas, algún colchón hecho un rollito, alambres y retazos de hierros del 6, del 8 o del 10 que fueron quedando, media bolsa de cemento, decenas de tarros de pintura latex o esmalte sintético todos chorreados, pinceles endurecidos, frascos con clavos, tornillos, arandelas, algún serrucho desafilado, botellas de cerveza, damajuanas de vino, tarros de dulce de batata herrumbrados, escobas deshilachadas, escobillones sin cabo, pedazos de machimbre, una abertura vieja, una reja, unos pedazos de caños de pvc, canillas de bronce y de plástico, cuadros descoloridos que no se quisieron tirar, pedacitos de madera de todos los tamaños, el cochecito del último bebé de la familia, un montón de souvenires de cumpleaños y fiestas en cajitas o bolsas negras…

El galponcito nos brinda una especie de «salida fácil» cuando se trata de dejar prolija la casa. Cualquier cosa que anda dando vueltas y no sabemos donde ponerla, la mandamos al fondo, donde nadie la ve.

El galponcito también se transforma en un reservorio de soluciones rápidas, Como ahí hay de todo, muchas veces nos saca del paso cuando algo se rompe, cae una visita inesperada, hay que plantar un árbol y poner un tutor, hay que armar una cerca provisoria, o incluso cuando queremos ayudar a alguien y no sabemos bien qué darle: ahí en el galponcito encontramos siempre algo útil que dar a un necesitado, con mayor o menor buena disposición.

Algunas veces, sin embargo, el galponcito se puede transformar en un lugar peligroso. Unas, porque pueden vivir y/o morir en él ratas, comadrejas, arañas, alacranes, que se transformen en una amenaza para el resto de la vivienda y para sus moradores. Si mueren, escondidos en algún rincón del mismo, ocultos bajo varias capas de objetos, y de tierra, pueden despedir durante días un intenso e insalubre aroma…

Otras veces el galponcito puede transformarse en un refugio para el mal, una especie de escondite para los vicios, de lúgubre hendija en que nadie nos ve y podemos hacer cosas que jamás haríamos a la luz del día.

Por fin, el galponcito puede ser un lugar sencillamente desaprovechado, malgastado. Un espacio que, por su desorden y suciedad, es impenetrable e inutilizable. Un lugar que podría convertirse en un alegre recinto para el encuentro, un lugar de belleza y armonía, un espacio para la amistad, el arte o el sano ocio, que, por la pereza o la desidia, queda perdido.

No me interesa reflexionar, claro, sobre el aprovechamiento del espacio doméstico…

Me impresiona, en cambio, pensar que también nosotros tenemos en nuestro interior como un «galponcito», Un espacio en nuestro interior, en nuestra «casa», en el terreno de nuestro corazón, que está así.

¡Cuántas cosas valiosas yacen allí, quizá, desaprovechadas! ¡Y cuántas cosas inútiles, inservibles y hasta nocivas conservamos a veces en nuestro interior, cuando lo que deberíamos hacer es sacarlas afuera, para que pase el «camión de la basura» y se lleve todo lo que no construye, lo que no suma! (takes2fitness)

CUARESMA es, entonces, descubrir qué parte de mi vida, que espacios de mi mundo interior necesitan ser ordenados, desinfectados, aireados, perfumados.

CUARESMA es el ejercicio de mirar con realismo qué cosas me sirven, para conservarlas, limpias y puestas nuevamente en valor, y cuáles son sólo un estorbo, ocupando un lugar que no se merecen, y alejándome de mi propia plenitud, e incluso propiciando que diversas alimañas se críen en mí, y me perturben, y llenen mi corazón de malos aromas, de espesos y nauseabundos sentimientos negativos.

CUARESMA es examinarme y ver si en mi corazón no hay un montón de cachivaches viejos e inservibles que están ocupando el lugar de DIOS. Y decirle a Cristo y a mamá María -experta, como toda madre, en limpieza y orden-: «entren conmigo, ayúdenme a limpiar y ordenar, que no quede nada que no sea verdaderamente valioso, nada que no pueda mostrar, con gozo, a la mirada del Padre Dios»

 

Sin tu ayuda, esta página web cerrará pronto
y el proyecto de Misioneros Digitales
no podrá continuar.
Tu colaboración es bienvenida

¡Dios te bendiga!

 

Misioneros Digitales Donaciones

 

[ecp code=»Matched_Content»]

 

Artículos relacionados

Deja un comentario