De jugador de Rugby de la Selección juvenil de Uruguay a Sacerdote Católico. Juan Andres Verde “Vestir la (camiseta) Celeste es algo increíble, pero vestir la (camiseta) de Cristo es mucho mejor, no hay palabras.
A los 20 años, Juan Andrés Verde pensaba que su futura vida sería formar una familia con su novia y ganarse el pan de cada día como veterinario. Pero un hecho modificó su destino. El encuentro con un amigo singular tuvo mucho que ver. Dicho esto, le presentamos a Juan Andrés Verde, ordenado sacerdote el pasado 3 de diciembre de 2017 y con quien tuvimos la oportunidad de conversar. El Padre Juan Andrés Verde colabora habitualmente en Misioneros Digitales Católicos con unas reflexiones muy amenas y aleccionadoras que nos animan aprender y a reflexionar a través de vivencias cotidianas. Esperamos disfruten esta entrevista de este joven Sacerdote quien tiene como lema #HastaElCieloNoParamos.
-¿Qué lo llevo a dejarlo todo y seguir el llamado de Dios, eligiendo la vocación sacerdotal?
Una experiencia misionera me llevo a dejarlo todo. Pero en realidad más que una experiencia fue un proceso. A los 20 años, tenía novia, jugaba al rugby, formaba parte de la selección uruguaya con la que visité quince países, jugué dos mundiales juveniles y varios sudamericanos. Además, estudiaba lo que me gustaba (Veterinaria) y contaban con un grupo de amigos muy lindo y una familia bárbara. Pero lo que sentía es que tenía todo, pero al mismo tiempo algo me faltaba. Y a mi vida llegó la experiencia misionera en el Paiva, que es una obra misionera salesiana, en el medio del campo, donde viven ochenta chicos, hijos de peones rurales. Allí aprenden carpintería, mecánica, a trabajar la huerta. Estuve conviviendo con ellos durante un año, tiempo en el que abandoné todo para cuestionarme este vacío. El fruto de ese cuestionamiento fue que me encontré con este gran amigo, con Jesús, que estaba más cercano de lo que me imaginaba y que evidentemente me cambio la vida.
El día de su Ordenación, 3 de diciembre de 2017, rodeado de amigos y familiares. Foto crédito: C. Planelles
En una de las entrevistas que ha dado, dijo que se cuestionó a fondo su fe, su decisión de convertirse en sacerdote. ¿Diría que es sano cuestionarse si uno realmente cree en Dios? ¿La fe debe pasar por el filtro de la razón?
Claro que es sano cuestionarse la vocación. Todos deberíamos cuestionarnos la vocación. Porque todos nacimos con una vocación y una misión. Pienso que vamos a ser felices en la medida en que descubramos para qué y por qué estamos acá, con qué fin nacimos y para qué misión vinimos. En ese sentido cuestionarnos en profundidad nos ayuda a vivir la vida con otro sabor, con otro sentido, con otra intensidad. Y claro que sí. La fe tiene que pasar por la razón. Nosotros tenemos que meter todo de nuestra razón, pero también de nuestra fe, para acercarnos a Dios. El papa San Juan Pablo II decía que la fe y la razón son como dos alas de un mismo pájaro. Si una está herida el pájaro no vuela ósea que tanto la fe como la razón son dos alas que nos pueden ayudar a volar. A volar alto.
Ha pasado poco tiempo de su ordenación como sacerdote, que fue en diciembre del año pasado. ¿A qué aspira como pastor del pueblo de Dios?
A lo que aspiro es a ser un buen sacerdote. Siempre le pido al Señor que me regale la santidad a la que todos estamos llamados. Desde mis días de seminarista tengo un lema que es la frase con la que he terminado todos mis libros, que tanto Misioneros Digitales Católicos como el Padre Luis Zazano lo han adoptado y replicado por muchos lugares, y es: “Hasta el cielo no paramos”. Ese es, en el corazón, el deseo más profundo que tengo. A veces me preguntan a dónde quiero llegar. Y pienso que el secreto es el cielo, vivir con esa certeza de que todo lo que hagamos acá es para gloria de Dios. Es muy bueno tener esa visión que nos ayuda a evitar meternos en esas mezquindades que la vida terrenal de tanto en tanto nos presenta. Así que si me preguntan a qué aspiro, cuál es la meta, respondo: “Hasta el cielo no paramos”.
Aparte de Jesús, ¿tiene algún referente terrenal dentro y/o fuera de la Iglesia?
Uno siempre se fija en el papa Francisco. Él ha sido una gran bendición para nuestro pueblo uruguayo, acercó a mucha gente a Dios. También hay sacerdotes y laicos a los que admiro mucho, cuando jugaba al rugby siempre me fijaba en algún jugador, observaba su manera de jugar y decía que cuando fuera grande quería ser como él, yo tengo uno de esos jugadores y es Don Bosco. Es muy terrenal y a la vez muy celestial. No soy salesiano, pero para mí la figura de Don Bosco es un ejemplo a seguir. Es un santo de cabecera.
Mons. Milton Tróccoli, P. Juan Andrés Verde, Card. Daniel Sturla y Mons. Nicolás Cotugno Foto Crédito: C. Planelles
Hoy vivimos en un mundo saturado de información y de vías de comunicación. Teniendo en cuenta este contexto y que cuenta con más de 30 mil seguidores en Facebook y 4 mil en Twitter, ¿por qué cree que las redes sociales son un buen lugar para difundir la palabra de Dios?
Las redes sociales son un medio para acercarnos, un vehículo privilegiado. Hoy es una manera de estar cerca de muchos jóvenes porque es donde están y de muchas otras personas también. Son un muy buen medio para llegar, pero no dejan de ser un medio y no el fin. Si las convertimos en un fin en sí mismo es donde empezamos a patinar. En el momento en que le damos mucha importancia a cuántos seguidores tenemos, empezamos a contar la cantidad de me gusta, ahí es cuando perdemos el fin al que apuntamos. La idea es poder llegar a los corazones de las personas que se encuentran utilizando estos medios, pero no deja de ser un primer paso. Después está el tercer paso que es lo que yo llamo el momento del mate, el encuentro cercano.
-A ese mundo híper conectado, que vive a mil por hora, ¿qué imagen de Dios debe mostrarle la Iglesia?
Siempre a la hora de hablar de Dios, es bueno hacerlo desde la propia experiencia que uno ha tenido de Dios por eso me gusta mucho lo que decía Pablo VI, que sostenía que el mundo de hoy cree más en los testigos que en los maestros y si cree en los maestros es porque primero fueron testigos. Podemos hablar de Dios de muchas maneras, como personas que tenemos los conocimientos para hacer una semblanza correcta de todo lo que concierne a la vida de Jesús; o podemos hablar de esta persona que nos cambió la vida. Hablar de este Dios amigo, que ha cambiado mi vida, es la manera más eficiente y real para hablar de él. Tenemos el mensaje más lindo del mundo para difundir.
¿Cree que el talento que Dios le dio es su capacidad de comunicar?
Creo que, a todos, Dios nos regala talentos, todos tenemos virtudes y defectos. Es un desafío potenciar nuestras virtudes y tratar de mejorar nuestros defectos, eso lo vamos a poder lograr con la gracia de Dios, con su ayuda. Y le doy gracias a Dios por los dones que me ha dado, pero al mismo tiempo soy consciente de mis defectos y dificultades que me llevan a pedirle perdón como cualquier otro. Tener consciencia de nuestros defectos y debilidades nos ayuda a crecer en nuestra humildad. Saber que Dios nos regaló determinados talentos, pero pueden convertirse como el aguijón de la abeja: donde reside tu fortaleza ahí también puede estar tu debilidad. Así que hay que pedirle a Dios que nos ayude a ser buenos administradores de los talentos que él nos ha regalado.
Por último y mientras esperamos sus artículos y reflexiones en Misioneros Digitales Católicos, ¿qué clase de jugador de rugby sería Jesús?
Me lo imagino como mi capitán porque en el rugby el capitán es el primero en dejar todo en la cancha. Es el que te arenga, el que te invita a dejarlo todo, el que te da la mano cuando estás caído. El que te pregunta por qué no pudiste venir a alguna práctica, el que sabe si diste lo mejor o no, yo lo veo así. Como ese amigo que me conoce, que sabe lo mejor que puedo dar y también cuando estoy haciendo agua, que me invita a dejarlo todo como él lo hizo. Jesús es el gran capitán de este equipo y en cuanto al rugby me gusta mucho su filosofía, nos puede ayudar un montón a vivir otros aspectos de la vida. Por ejemplo, en el rugby el que se come los golpes es el que se lleva la pelota, el que quiere meter el try, el que se come los tacles, pero si se queda tirado se echa a perder a sí mismo y al equipo, al menos que esté completamente roto, pero si se comió un golpecito y se queda tirado tiene que volver a levantarse para que el equipo gane. Por eso creo que los cristianos auténticos, los que la luchan, los que quieren meter el try de la santidad, son los que se comen el tacle, es así son los que caen por el pecado, pero no se quedan tirados, son los que buscan una y otra vez el espacio para seguir jugando, el sacramento de la reconciliación, esos son los grandes jugadores, los grandes cristianos que se levantan una y otra vez a pesar de los golpes y eso es lo que espera Dios de nosotros. El rugby tiene muchas cosas positivas que a lo largo de estos encuentros semanales iremos conversando porque de eso se trata el tener un espacio semanal en Misioneros Digitales Católicos, un lugar de encuentro para poder reflexionar o compartir alguna anécdota que nos ayude a ser mejores personas y cristianos. Que Dios los bendiga y si él quiere, nos iremos viendo con regularidad por aquí en la página web de misionerosdigitales.com.
Puedes comprar el Libro del P. Juan Andrés Verde
Cartas de un Gran Amigo en Amazon
Patrocina a Misioneros Digitales
y ayudanos a continuar con nuestra labor
¡Dios te bendiga!
[ecp code=»Matched_Content»]
