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Mateo 13, 54-58

por Pbro. Luis A. Zazano
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Evangelio según san Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo viniendo Jesús a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

 

 

Mi Padre trabaja.

1) El trabajo dignifica: en el trabajo uno descubre cuánto puede aportar a la sociedad y a su vida. El trabajo permite que uno se mantenga de pie en la vida y enfrente con sus propias herramientas la vida. El cansancio que produce el trabajo significa esfuerzo y esmero. Es luchar por un sueño. Pienso en cuantos enfrentaron tantas cosas para tener su casita, su terreno, su auto. Es lograr las cosas con esfuerzo y sacrificio pero sabiendo que luego se goza de ver cuánta cosecha lograda.

2) El trabajo santifica: el cristiano le pone una visión sobrenatural y puede ver al trabajo como ese lugar de encuentro con Dios. El trabajo es esa tu misa, en donde entregas al Padre Dios todo lo realizado. Es sacrificio en sentido de sacri-facere «hacer algo sagrado».

3) El trabajo anima: porque es esa píldora que ayuda a que sigas día a día por tu sueño y por el sustento de quien amas. Que hermoso ejemplo el de San José, en donde ante la situación repentina que le toca vivir lo asume con total responsabilidad y visión sobrenatural. Hoy pidamos a San José por aquellos laburantes que luchan día a día por mantener a su familia, por mantener a su provincia y por mantener a su país. Por esos laburantes que salen temprano de sus casas para traer un pedazo de pan a sus mesas. Esos laburantes que tienen que estar sentados en una oficina por horas. También pienso en esos laburantes que salen a golpear puerta a puerta para vender un producto que le deja sólo centavos.

Esos laburantes que tienen que salir día a día, cuántos hoy Cristo los bendice y los anima. Fuerza y a seguir.

 

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