“¡Le encantó Gordo! ¡Sabe que le gustó todo lo que hice!
” Fueron las palabras llenas de emoción de Susana. Es una señora que suele pedir monedas fuera de la parroquia. Esta vez, mi amigo Juan Manuel, le preguntó si sabía hacer algo. A lo que ella respondió que solía tejer… “pero no me pagan nada por lo que hago”. Justo mi amigo es allegado a una persona que trabaja vendiendo ropa de lana… y como pa’ hacerle gancho, le dijo que se hiciera algo en la semana, a modo de prueba; para ver qué tipo de trabajo era capaz de hacer. Susana se lo tomó muy enserio. Le trajo unos enteritos de bebé preciosos!!!! De veras.. con muchos detallitos bordados. Hoy a la salida de misa, recibió una primer respuesta: “Me encantan- gran trabajo” le dijo Juan Manuel. Eso fue suficiente pa’ que Susana viniera corriendo a contarme. Ya no le importaba si había ganado alguna moneda en el día o no. Estaba sumamente emocionada porque alguien le dijo que su trabajo, era espectacular. No te puedo explicar: ¡no le daba el corazón de tanta alegría! Me repetía: “Le encantó todo lo que hice, ¡Gordo!”
Estoy convencido que una manera de amar “como Dios manda”, es dar oportunidades al que tengo al lado, pa’ que desarrolle sus potencialidades. Y a la vez, ser con el otro, como te gustaría que fueran contigo. Por ejemplo, en general nuestros fracasos “tendemos” a solaparlos o esconderlos. Por lo pronto, no les damos prensa. Y con nuestros éxitos, todo lo contrario: los festejamos como quien mete un gol. Qué bueno es intentar hacer lo mismo con los éxitos y fracasos de los demás. Celebrar sus éxitos y al menos no andar refregando sus fracasos. Creo que es una buena manera de tratar al otro como persona. Ojalá Susana encuentre donde “desplegar sus alas” con el gran talento que Dios le dió.
¡Buena semana! ¡Fuerte abrazo!
