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¿Quiénes son las personas que dan valor a tu vida?

por Luz Ivonne Ream

Personas que en algún momento de la vida nos han empujado a crecer, a sacar nuestro mejor yo.

Se habla mucho de personas tóxicas, de la conveniencia de alejarnos de ellas y demás. Sin embargo, en su mayoría, las personas que han pasado por nuestras vidas han sido seres que han dejado huella y no cicatrices; que le han dado valor a nuestra existencia porque han llegado para sumar y hacernos mejores personas.

Son personas que han contribuido a nuestra felicidad, que nos arrancan una sonrisa por el simple hecho de que existan.

Personas que en algún momento de la vida nos han empujado a crecer, a sacar nuestro mejor yo, que nos han ayudado en algún momento clave dejando en la memoria de nuestra alma una pisada imborrable. 

Personas que nos ayudaron muchas veces sin que ellas se dieran cuenta; quizá nos dijeron una palabra amable en el momento oportuno o nos regalaron su sonrisa en un día gris. Tal vez por su boca salió esa respuesta que de Dios tanto ansiábamos. De aquí la importancia de seguir cerca de ellas y afianzar esa relación desde el amor y la gratitud.

A toda esa gente valiosa que está junto a nosotros no hay que darla por sentando y hacer todo por mantenerlas a nuestro lado. 

Sin embargo, a veces sucede que, por cosas de la vida, esas personas que tanto nos sumaron, que tanto nos ayudaron, se van, aunque no para siempre.

 

Juanito Oiarzabal - Facebook

Juanito Oiarzabal – Facebook

¿Conoces la historia de Edurne Pasaban y Juanito Oiarzabal? Estos dos grandes alpinistas tenían una relación muy cercana. Edurne Pasaban es la primera mujer de la historia en ascender a los 14 ochomiles, las montañas de todo el mundo con más de 8000 metros de altura. Juanito Oiarzabal fue su mentor, que le introdujo en el mundo del alpinismo y con el que compartió experiencias duras otras dulces.

Sin embargo, un malentendido les separó. Estuvieron casi 8 años sin hablarse. Recientemente se han reconciliado e incluso ¡han vuelto a escalar juntos! ¡Una lección de humildad cargada de buenos recuerdos compartidos!

Pero ¿por qué suceden en este tipo de reconciliaciones después de tanto tiempo y tanto dolor? Porque ambos, cada uno a su manera, dan valor al otro. Porque supieron poner el foco a los buenos recuerdos y a la huella de valor que habían dejado en sus vida.

Por lo tanto, la balanza se ha inclinado hacia las memorias agradables y el perdón; hacia la verdad, la bondad y la gratitud. 

Seguramente estos alpinistas -como sucede en tantas relaciones- se habían sembrado una semilla profunda de amor y bondades en sus corazones, semilla que dio frutos a pesar de la tempestad.

En ellos aún existía un destello de lo que antes fue, una pequeña luz de ese cariño filial que en algún tiempo les unió y sencillamente le permitieron que volviera a brillar.

La gratitud ensancha el alma y nos hace mejores personas. 

Si abrimos los ojos de nuestro corazón nos daremos cuenta de lo bendecidos que hemos sido por tantas y tantas personas que nos han favorecido.

Ahora te toca a ti
¿Quieres ensanchar tu alma y que se reconforte con recuerdos maravillosos de gratitud? Haz este ejercicio. Regálate 20 minutos y piensa en todas esas personas que de una u otra forma te han ayudado.

Escribe sus nombres y de qué te sientes agradecido con cada una. Y ahora viene lo mejor… ¡Búscalas y diles gracias! De la forma que tú prefieras hazles saber que te han marcado la vida de una forma positiva. Diles lo agradecido que estás y lo especiales que son es para ti.

A todos nos gusta saber que hemos podido hacer algo bueno, aunque sea pequeño por alguien más. Y no por ego, sino porque sabemos que vinimos a este mundo a servir y a hacer felices a los demás.

Las personas buenas, bondadosas y desinteresadas existen, pero a veces estamos tan distraído que nos cuesta trabajo reconocerlas. Por eso mismo cuando encuentres a una no la dejes ir. Apriétala a tu corazón de tal forma que a tu lado se sienta libre de volar, pero con raíces para regresar.

Haz todo para acercarla más y más a ti, no para poseerla, sino para amarla, con ese cariño filial que solo la convivencia puede dar.

Recuerda que uno le dedica tiempo a aquello que valora y ama. Por lo mismo mantente cerca de esas personas que siguen trayendo alegrías a tu corazón y valor a tu vida.

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