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La decisión del Papa sobre la pena de muerte es continuidad, no ruptura doctrinal

por Ary Waldir Ramos
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Monseñor Rino Fisichella, explica las razones: Paso decisivo en la interpretación de la doctrina de todos los tiempos

Rino Fisichella argumentó las razones por las cuales las palabras del papa Francisco en contra de la pena de muerte tenían que encontrarse también en el Catecismo de la Iglesia Católica, escribió en la primera página de L’Osservatore Romano este viernes 03 de agosto, el prefecto de la Congregación para la Nueva Evangelización del Vaticano.  Se trata de un cambio importante en el texto que presenta los contenidos esencial de la doctrina católica sobre la fe y la moral. 

Verdadero progreso dogmático

La nueva redacción del Catecismo establece que “la Iglesia enseña a la luz del Evangelio que la pena de muerte es inadmisible porque está atenta a la inviolabilidad y la dignidad de la persona“.

Fisichella comenta este pasaje que “muestra en toda su evidencia que estamos tratando con un verdadero progreso dogmático con el cual expresamos un contenido de fe que ha madurado progresivamente hasta el punto de hacernos comprender la inadmisibilidad de la pena de muerte en nuestros días”.

“Con el tema de la pena de muerte en el horizonte de la dignidad de la persona, el Papa Francisco da un paso decisivo en la interpretación de la doctrina de todos los tiempos. Y este es un desarrollo y un progreso en la comprensión del Evangelio que abre horizontes antes en la sombra”. 

Continuidad orientada al progreso

El experto explica que la historia del dogma “no vive de la discontinuidad, sino de la continuidad orientada al progreso a través de un desarrollo armonioso que saca dinámicamente la verdad de todos los tiempos”.

De hecho, la misiva firmada por el prefecto de Doctrina de la Fe, el cardenal Luis F. Ladaria para explicarla a los obispos la medida indicaba que la nueva redacción “se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente, llevando adelante un desarrollo coherente de la doctrina católica”.

Justicia sí, venganza no

“La Iglesia es muy consciente de que frente a tales crímenes violentos e inhumanos que otorgan autoridad legítima a una sentencia de pena de muerte, siempre hay sentimientos diversificados. 

Al defender la abolición de la pena de muerte, ciertamente no olvidamos el dolor de las víctimas involucradas ni la injusticia que se ha perpetrado. Más bien, se pide que la justicia dé su paso decisivo, no de rencor y venganza, sino de responsabilidad más allá del momento presente”, argumentó. 

Además, aseguró que el cambio en el Catecismo “es una mirada al futuro, donde la conversión, el arrepentimiento y el deseo de comenzar una nueva vida desde el principio no pueden ser quitados a nadie, incluso a aquellos que han cometido crímenes graves”. 

“Reprimir voluntariamente una vida humana es contrario a la revelación cristiana. Apuntar al perdón y a la redención es el desafío que la Iglesia está llamada a hacer suya como un compromiso con la nueva evangelización”. 

Continuidad en lucha por la dignidad de la persona
En el discurso pronunciado el pasado mes de octubre para el vigésimo quinto de su publicación, el Papa había abordado explícitamente la cuestión diciendo que el tema debería haber encontrado en el Catecismo “un espacio más adecuado y coherente”. 

“En continuidad con el magisterio anterior, en particular con las afirmaciones de Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Papa quiso enfatizar la dignidad de la persona, que de ninguna manera puede ser humillada o excluida: afirmar enérgicamente que la condena de la pena de muerte es una medida inhumana que humilla la dignidad personal en cualquier forma que se procese. Es en sí mismo contraria al Evangelio”, argumentó.

Compromiso por la vida de los creyentes

Con la redacción del n. 2267 del Catecismo, por lo tanto, la Iglesia da un paso decisivo en la “promoción de la dignidad de cada persona, cualquier crimen que pueda haber cometido, y condena explícitamente la pena de muerte”. 

Una formulación que tiene presente el compromiso por la vida de los creyentes, “especialmente en los muchos países donde todavía persiste la pena de muerte”.  

Pues, la pena de muerte todavía se aplica en 58 Estados y territorios. El último informe de la ONG contabiliza 1.634 ejecuciones en 2015, un aumento de más del 50% con respecto al año anterior. Hay que señalar que el 89% de las ejecuciones tienen lugar en Arabia Saudí, en Irán y en Pakistán. 

Mayor sensibilidad del pueblo cristiano

El cambio en el Catecismo de la Iglesia Católica se tiene en cuenta una “conciencia más viva” que emerge de manera más convencida en la población, y especialmente entre las generaciones más jóvenes llamadas a hacerse cargo de una nueva cultura a favor de la vida humana”.

El prefecto sostiene: “Una lectura cuidadosa nos permite verificar cómo la Iglesia en estas últimas décadas haya avanzado realmente en la comprensión de la enseñanza sobre la dignidad de la persona y, en consecuencia, en la reformulación de su pensamiento sobre la pena de muerte”.

Fisichella señala como importante que el Papa cite una mayor sensibilidad del pueblo cristiano sobre el tema. “Para subrayar que hoy los estados tienen a su disposición muchos sistemas de defensa para la protección de la población, y que se han desarrollado formas de detención que anulan el peligro y el trauma de la violencia contra personas inocentes, es igualmente un elemento decisivo”, escribió.

Algunos datos sobre la Pena de Muerte:

  • En 2017 se registraron casi 1000 ejecuciones por pena de muerte, un 4% menos que el año anterior (1.032 ejecuciones) y 39% que en 2015 (1634). En 2015 se registró la cifra más alta desde 1989.
    Un padre con su hijo contemplan la «Old Sparky», la silla eléctrica de la prisión de Hunstville (Texas, EE.UU.) en la que desde 1924 fueron ajusticiados más de 600 reos.
  • Condenas sin juicio justo. Arabia Saudita, Bahréin, China, Iraq e Irán, se cuentan entre los países donde las ejecuciones por pena de muerte no se fundamentan en procesos judiciales justos. Además, se supone que obtienen ‘confesiones’ por medio de torturas o malos tratos.
  • Estados Unidos siguió siendo el único país de América que llevó a cabo ejecuciones por noveno año consecutivo. El número de ejecuciones (23) y condenas a muerte (41) en Estados Unidos aumentó ligeramente respecto a 2016, pero siguió estando dentro de las tendencias históricamente bajas de los últimos años. Como métodos de ejecución se utilizaron la decapitación, el ahorcamiento, la inyección letal y muerte por arma de fuego.

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