Evangelio según San Mateo 13,47-53.
Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».
Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.
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1) Red: Me gustaría cambiar el enfoque aquí. Tomando que dentro de la Iglesia podemos tener muchos integrantes pero llegarán momentos y circunstancias en donde se ha de discernir quien es quien; quien verdaderamente sigue a Cristo de una manera clara y consciente, y quien está por pura apariencia o simplemente está por estar. Podemos ya ver en los inicios de la Iglesia cuando pasó el cristianismo a ser religión oficial del Imperio Romano, algunos se hacían católicos por convicción y otros por conveniencia (ya que quien se hacía de la religión oficial del Imperio no pagaba impuestos) hoy ¿sos cristiano a pura garra?
2) Conversión: La conversión en nuestra vida es día a día. Es cambiar y renovar; sacar lo viejo y poner lo nuevo. Es así como cada día reflexionamos la palabra y vamos aprendiendo cosas; así también vamos aprendiendo y sacando cositas que nos ayudan día a día a cambiar y a luchar.
3) Terminó y se alejo: Capaz que tenemos que aprender a saber desprendernos, saber que en nuestro caminar la misión es llevar la palabra y no detenernos. Nuestra vida es constante y debe ser constante nuestro llevar la palabra, debemos llegar a toda oveja y no ser peluqueros de ovejas, en donde damos exclusividad sólo a algunas.
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