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Jesús y la función social de las familias

por Dr. Rafael Luciani
familia-cristiana

La familia fue para Jesús el espacio inicial en el que creció y donde aprendió las tradiciones judías.

Él siguió la espiritualidad de los pobres de Yahveh (Lc 1,46-55) y rompió con tres criterios que definían a una familia del siglo I: el honor y el status ―sociorreligioso y cultural―, y la noción de paterfamilias en torno a la cual se definía toda la identidad familiar. En ese contexto, ¿era viable un modelo de familia que no se sostuviera sobre estos principios y no se definiera por los vínculos biológicos? ¿Podía pasar a ser la familia un modelo de inclusión social?

En Nazaret encontramos un vuelco radical en la visión de familia que tenía Jesús. Ahí dice que «a un profeta lo desprecian en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa» (Mc 6,4). De hecho, su familia biológica lo llama «loco» (Mc 3,21). Un día, cuando su madre y sus hermanos lo van a buscar, los deja desconcertados al mandarles a decir: «mi madre y mis hermanos no son ustedes, sino los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8,19-21).

¿Rechazó Jesús el sentido de la familia o la desvalorizó como núcleo fundamental de la sociedad? No, pero sí la centró. Recordaba, ante todo, que su identidad no provenía del dinero o el poder, y que su misión era cumplir una función social, la de incluir a otros más allá del parentesco biológico. Lo esencial no era el status, el honor o la posición económica, como tampoco la figura del padre o la madre, sino la relación que sus miembros tenían que construir entre sí, y con otras personas, para conformar una familia mayor que la biológica, una que viviese de la solidaridad fraterna.

¿Cómo logró Jesús incluir a otros si nunca reivindicó su honor al ser despreciado y no quiso formar una familia biológica? Asumió la vocación de un profeta itinerante entregado incondicionalmente al servicio de los pobres, las víctimas y los enfermos, y los trató como hermanos. No tuvo casa fija y anduvo en continuo desplazamiento (Lc 8,1ss). Hacía recorridos cortos alojándose en casas donde lo recibían y, a veces, con el tiempo, se hacían amigos, como ocurrió con Marta y María (Lc 10,38ss), aunque otras veces, como pasó con un fariseo (Lc 7,36ss), nunca llegó a ser su amigo.

Jesús dormía donde le agarraba la noche, en una barca agotado por la jornada (Mt 8,25ss), o en el campo, sin techo y a la intemperie (Mt 8,20), corriendo el peligro de encontrar bandoleros y saqueadores. Su estilo de vida itinerante reflejaba su servicio incondicional al Reino y su deseo de crear una gran familia «para todos». De ahí su resistencia a los poderosos y el desarraigo ante los códigos de honor y status sociales y religiosos que impedían esto. Viviendo así, con plena libertad y en solidaridad con los que más sufrían, Jesús pudo superar la indolencia que suele nacer en familias biológicas cerradas, cuando sólo viven para sí y sus propios intereses.

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2 comentarios

Luis septiembre 25, 2018 - 11:27 am

Me parece pésima y deformante la postura de este autor. Él dice : «mi madre y mis hermanos no son ustedes, sino los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8,19-21). Jesús no dijo eso, dijo: «Mi madre y mis hermanos son éstos, los que oyen la palabra de Dios y la ponen por obra.» (Lc 8,19-21) es distinto. También: «quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese es mi hermano, y mi hermana y mi madre» (Mt 12, 50); «Quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3, 35). En ningún evangelio se expresa o deja traslucir una expresión como «no son ustedes,» esto lo agrega antojadizamente este autor para sus fines ideológicos. Se olvida el autor que Jesús vivió treinta años en una familia que es modelo para los cristianos. El padre varón, la madre mujer y el o los hijos. Así lo quiso el Padre Celestial que dio a Su Hijo a José y a María, unidos en matrimonio y formando la familia que respondía a Su Voluntad. No lo colocó en una «comunidad» (pudiendo haberlo hecho si hubiera sido Su Voluntad), lo ubicó en una familia, mal que le pese al autor.
Me defrauda MDC presentando escritos de este autor que siempre se expresa ideológicamente, para confusión de nuestros hermanos que, hoy mas que nunca, necesitan luz, no tinieblas.

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Juan Mendez septiembre 25, 2018 - 8:46 pm

Si bien es cierto el autor no se porque razón no escribió la cita (Lc 8,19-21) correctamente de la que hablas Luis, no me gusta juzgar a nadie, me parece un poco duro tus comentarios, el autor claramente se refiere a la vida pública de Jesús y cómo con su ejemplo nos enseñó la importancia de la inclusión social que es el punto central de este artículo. Se deben incluir a todas las personas no solo a las personas que tienen un parentesco biológico y se debe fomentar la solidaridad fraterna entre hermanos, ¿hay algo malo en esto?, ¿eso no fue el legado de Nuestro Señor?. DTB+

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