Evangelio según San Lucas 4,38-44.
Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
De muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
La fiebre de la vida.
1) Locus: es el termino que se toma del latin. Porque la fiebre no te hace estar hubicado. Cuando uno esta fuera de lugar no sabe quien es y para donde ir.
2) Dolencias: todos tenemos muchas dolencias, situaciones que no sabemos superar y en la cual nos cuesta seguir adelante. Solo con Jesús podemos. Cuando uno esta enfermo cae. Capaz que hoy vos tenes una enfermedad ¿qué es lo que te duele?
3) Salir: Jesús la tiene clara, las exclusividades no. Vos tenes que ser de todos y no tenes que marcar preferencia. No te cases con nada porque tu vida exige que salgas a ayudar.
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