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Rezar el rosario…rezado

por Elena Fernández Andrés
Santo Rosario

Comenzamos este nuevo curso como lo acabamos, de la mano de la Virgen María.

Como sabéis, el Papa nos ha invitado a rezar en este mes de octubre, mes del rosario, de forma especial todos los días esta preciosa y letánica oración mariana, incluyendo dos oraciones para la protección de la Iglesia en estos convulsos tiempos (podéis ver esta invitación aquí: Comunicado 29.09.2018)

El rosario es una oración querida por María, así lo ha dicho Ella en distintas apariciones aprobadas. Y si a la Madre le gusta… ¿cómo no complacer su deseo? (brandxhuaraches) Además, bien sabemos que cuando María nos pide algo es realmente lo mejor para nosotros. Como el «haced lo que Él os diga» (Juan 2,5): ¿acaso hay algo mejor que cumplir la voluntad de Dios, cuyo objeto es nuestra santificación y felicidad?

Pero tengo que reconocer que muchas veces me da pena el modo en el que lo rezamos. Cuántas veces olvidamos que nos estamos dirigiendo a una persona VIVA, que nos ama, que nos cuida, que ejerce su maternidad divina formando en nosotros a Jesucristo:

«San Agustín llama a María molde viviente de Dios. Y, en efecto, lo es. Quiero decir que sólo en Ella se formó Dios como hombre perfecto, sin faltarle rasgo alguno de la divinidad, y que sólo en Ella se transforma el hombre perfectamente en Dios por la gracia de Jesucristo, en cuanto lo permite la naturaleza humana. (…)

María es el molde maravilloso de Dios, hecho por el Espíritu Santo para formar a la perfección a un HombreDios por la encarnación y para hacer al hombre partícipe de la naturaleza divina, mediante la gracia. María es el molde en el cual no falta ni un solo rasgo de la divinidad. Quien se arroje en él y se deje moldear, recibirá todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios.»  (texto completo en: «El secreto de María», San Luis María de Montfort, núm. 16 y 17)

La primera que entona el mea culpa soy yo: cuántas veces, al rezarlo, me despisto. Pierdo la atención en otras tontunas y se me pasa el misterio sin realmente haberlo meditado.

virgen-mariaPero algo que realmente me duele, y que he sentido que a la Madre también le duele en distintas ocasiones, es cuando lo rezamos tan rápido que nos comemos unos a otros en las frases. ¿Por qué tenemos prisa? ¿Por qué nos olvidamos que estamos rezando, hablando con María, y que Ella nos está escuchando y nos responde derramando abundantes Gracias en nuestra vida? O a veces ocurre lo contrario: lo rezamos tan, tan lento, que tampoco es real el diálogo con la Madre. 

Unámonos a María en esta oración. Recemos con el corazón esta oración. Meditemos en profundidad, de su mano, los misterios de la vida de Jesús. Dejémonos conducir por Ella como le condujo a Él, bien agarrados de su mano. Entreguemos a la Madre toda nuestra vida, todo lo que llevamos en el corazón y en la mente, todas nuestras certezas y dudas, todas nuestras inseguridades y gozos, todo nuestro pecado y nuestros anhelos de santidad… Y entreguemos también la vida de nuestra Iglesia con el Papa Francisco al frente. Ella, a cambio, en el molde de su seno, por medio del Espíritu Santo, formará en nosotros a otro Cristo. 

Canción: Hazme como Tú
Intérprete: Lucy Hilario

 

Fuente: Nómadas del Espíritu 

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