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Bolsas de Navidad

por Carlos L. Rodriguez Zía
Navidad

A las puertas de la Navidad, del nacimiento del Niño Dios, en todo el mundo se multiplican los gestos y acciones de solidaridad con las personas más necesitadas. Comparto mi experiencia.

Quizás por eso me hice periodista. Me explico.

Cuando algún hecho me afecta o impacta, en varias oportunidades lo proceso escribiendo, sea un poema, un cuento o unas líneas como éstas.

El jueves pasado, 20 de diciembre, me acerqué hasta mi parroquia para ayudar a armar unas bolsas de Navidad –las que ilustran este texto- para familias que necesitan de la ayuda y la generosidad de sus prójimos para tener algo que poner en su mesa. En esta ocasión, en la mesa de Nochebuena y de la Navidad.

Durante dos horas y monedas, junto a un grupo de personas que realizan esta tarea, año tras año, puse, dentro de esas bolsas rojas y verdes, pan dulce, budines,paquetes de fideos, latas de atún o arvejas, paquetes de harina, de azúcar y algunas cosas más. Atento a las indicaciones que mis compañeros me daban, ahí estaba yo, un engranaje más de la línea de montaje, realizando mi labor hasta que las palabras de una persona me sacudió: “En la bolsas negras vamos a poner un poco más, porque son para personas más necesitadas”.

Cielos,pensé: en la pobreza también hay niveles. Y debo confesar que me sentí, ¿cómo decirlo?, ¿inútil? Sabía que esas bolsas iban a modificar muy poco la situación de esas familias. Pero recordé algo que me contó una de mis hijas, que va a visitar un centro de rehabilitación de adicciones. Un día, los chicos que ahí trabajan en su recuperación, les dieron las gracias por ir los a visitar y cantarles – a mi hija le encanta cantar-. Eso para ellos había convertido al día en algo especial. Y mientras seguía llenando las bolsas, me imaginé el rostro de un niño o una pequeña sonriendo al saborear ese pedazo de pan dulce o morder ese trozo de turrón. Y posiblemente, esa sonrisa dibujé otra en lascaras de sus padres.

Cuarenta y ocho horas antes, el martes 18 de diciembre, con un grupo de matrimonios dela parroquia fuimos a cocinar para personas en situación de calle. Me hizo bien y me hizo pensar en un detalle muy importante. Toda una enseñanza. Toda una bendición. Tanto esas personas que viven en la calle,  como las familias que recibirán esas bolsas rojas y verdes con comida, jamás, jamás, sabrán de mi existencia. Es cierto lo que dice el Evangelio según San Mateo (6,3):  Es cierto lo que dice el Evangelio según San Mateo (6, 3): “Cuando tú des limosna,que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha”.

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