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La Sagrada Familia

por Card. Rubén Salazar Gómez
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El tiempo de navidad, que viene desde el día mismo de la navidad el 25 de diciembre y que va hasta la fiesta de la Epifanía, es un tiempo lleno de alegría, lleno de paz, vivámoslo así, y una de las condiciones para poder estar llenos de alegría y de paz, es escuchar la palabra del Señor. Escuchémosla.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52

Todos los años, en la fiesta de la Pascua, iban los padres de Jesús a Jerusalén. Cuando Jesús cumplió los doce años, fueron a celebrar  la fiesta como de costumbre. Y al terminarse los días de la  celebración, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén,  sin que sus padres lo notaran. 

Pensando que iría entre el grupo de  los peregrinos, hicieron una jornada y entonces empezaron a  buscarlo entre los parientes y conocidos. Y como no lo encontraron,  se volvieron a Jerusalén para buscarlo. Y al cabo de tres días lo  encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, 

escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se  quedaban admirados de su inteligencia y de las respuestas que daba. 

Cuando sus padres lo vieron, se quedaron asombrados, y su  madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos hiciste esto? Mira que tu padre y  yo te estábamos buscando angustiados.» 

Él les respondió: «¿Y por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?’» 

Pero ellos no comprendieron su respuesta. 

Regresó, pues, Jesús con ellos a Nazaret y vivió sometido a ellos. 

Su madre conservaba todas estas cosas en el corazón. Y él crecía en  sabiduría y madurez, y gozaba más y más de la aceptación de Dios y de los hombres. 

Palabra del Señor.

Transcripción de La Voz del Pastor 30 de diciembre de 2018

El domingo que cae entre la fiesta de la navidad y el primero de enero, siempre la fiesta de la sagrada familia, es una fiesta muy linda que con ella la iglesia nos invita a mirar ese hogar de Nazaret, un hogar donde está José, María y el niño, y nos presenta esa familia como un modelo, ¿en qué sentido? el sentido de que verdaderamente allí nosotros descubrimos la sencillez del amor, la sencillez de la vida familiar.

Hoy en día se ha roto mucho el tejido de la familia, las relaciones al interior de la familia se han vuelto difíciles

conflictivas, hay tantas familias rotas, tantos matrimonios que se separan, tantos hijos abandonados, hay tanta cosa que ha hecho que la familia verdaderamente esté prácticamente destruida en nuestra sociedad, y en nuestro ambiente.

 Pensemos no más en que el año pasado porque no tengo las estadísticas de este año, el 84% de los niños que nacieron en

Bogotá nacieron fuera de un matrimonio, fuera de una familia simplemente nacieron casi por accidente, esto indudablemente que tiene que hacernos reflexionar a nosotros, no podemos, no podemos seguir permitiendo que nuestras familias se destruyan, porque la familia es el hogar natural donde crece la persona es allí donde la persona adquiere no solamente la salud física, porque allí es donde recibe los cuidados y las atenciones, y la alimentación que necesita no solamente la educación, fundamental en el sentido de lo que es la vida ordinaria en el sentido humano el colegio aprender matemáticas etcétera, sino sobre todo aprender a amar la familia, es la gran escuela del amor porque allí en la familia es en donde se descubre todo lo que significa el amor conyugal, el amor del esposo y la esposa, a ese amor que hace de las dos personas muy distintas la una de la otra, un solo ser y los une a pesar de las dificultades que se puedan presentar, y los une de tal manera que llegan a ser de verdad la expresión misma del amor infinito de Dios, pero es allí también donde los hijos descubren el amor de los papás el amor del papá que le da la identidad que le da la seguridad que le da la capacidad de relacionarse con el mundo exterior, del amor de la mamá que lo lleva a la ternura al cuidado a sentirse verdaderamente protegido y por lo tanto hacer capaz a su vez, de ser tierno y de ser cariñoso y de llevar el amor a los demás, el amor entre hermanos para que de verdad aprendamos lo que es la convivencia, cada hermano es diferente pero por encima de las diferencias está toda esa capacidad del amor de unirse de ser verdaderamente fraternos y solidarios, y también allí y no menos se aprende a ser hijo que hoy en día así que se necesita aprender a ser hijo, aprender a abrir nuestro corazón a Dios nuestro padre, para como hijos suyos recibir de él su amor y su gracia y su fuerza y su alegría qué bueno que nosotros podamos robustecer nuestras familias, estamos haciendo un esfuerzo muy grande después del sínodo sobre las familias y de la exhortación apostólica postsinodal del Santo Padre Francisco, sobre la familia la alegría del amor Amoris Laetitia,de hacer lo posible para que nuestra familia se fortalezca.

 Qué bueno que cada uno de ustedes que pertenece de alguna manera a una familia, tome hoy el compromiso de fortalecer su propia familia, de revisar sus relaciones su capacidad de comunicación su capacidad de aceptación de los demás, su capacidad de servicio de ayuda de solidaridad fraterna al interior de la familia, que el señor por intercesión de la sagrada familia nos conceda siempre su amor y su paz.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.

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