Comenzó la JMJ en Panamá

Martita Claros de El Salvador y Melqui Atencio de Panamá son, dos personas a las cuales su fe unió de una forma providencial; llevan ya un tiempo de peregrinar en su noviazgo y ahora juntos peregrinan a la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019, ellos estarán compartiendo en una Bitácora del Peregrino su experiencia con Misioneros Digitales Católicos.

¿Ellos por qué gritan?

El 22 de enero de 2019 en la ciudad de Panamá, ha dado comienzo la gran fiesta de la Jornada mundial de la juventud. La Juventud del Papa se hace sentir con fuerza entre cantos, vivas y mucha alegría. Es una juventud que para los millones de católicos alrededor del mundo es motivo de alegría, pero tristemente para otras tantas que no comparten nuestra fe es motivo de molestia o indiferencia. Me dijo una Señora en el metro: “¿Ellos porqué gritan? Es molesto”. A lo que con sensatez le dije: “Es para hacer notar que están aquí”; ella reparó diciéndome: “Tiene razón, los adultos debemos recordar nuestra juventud llena de anhelos donde gritamos en lo que creíamos”. A mi modo de pensar estos son signos claros de profetas, que siempre serán motivo de discordia dado que: anuncian el Reino de Dios y denuncian las injusticias.

Si bien la JMJ inició formalmente este 22, para mi comenzó la semana pasada con la pre-Jornada cuando los jóvenes comenzaron a llegar. Los peregrinos y voluntarios hicieron grandes obras sociales en la capital canalera, esta acción espontánea y desinteresada fue transformando la opinión de muchos que no aceptaban la llegada de los peregrinos al país. Claro ejemplo fue cuando un panameño de edad adulta en la estación de Albrook me dijo: “¡Qué Pena, yo criticando a los jóvenes; y ellos han venido a limpiar la basura de la bahía de la ciudad!”. Él hacía mención a la jornada de limpieza realizada la semana pasada por tantos voluntarios que retiraron quince toneladas de basura de la playa “El Malecón”, actividad con la cual se hace vida y obra la encíclica del Papa Francisco “Laudato si’”, sobre el cuidado de la casa común, y es una muestra del compromiso social de los jóvenes que participan en la JMJ.

La Expo-misión en honor a San Oscar Romero

Por mi parte he estado con el gran equipo de la Familia Claretiana del Santuario Nacional del Corazón de María, preparando una exposición de arte y animación misionera que hemos denominado ‘Expo-misión Fuego y Color, para compartir la dinámica de la ‘inculturación’ del Evangelio, la cual ayer mismo fue inaugurada por el delegado del papa y gran amigo Salvadoreño el Cardenal Gregorio Rosa Chávez en el edificio de los Misioneros Claretianos en Obarrio, al lado del Santuario Nacional. En esta exposición tenemos alrededor de diez salas donde los jóvenes puedan conocer, estudiar y vivir la experiencia de escuchar a los profetas mártires del continente y sobre todo de la familia claretiana; vale destacar que hay una sala para los migrantes con mucho color y alto contenido para reflexionar sobre la movilidad humana y la evangelización; además le han dado un lugar muy especial al salvadoreño mas conocido en el mundo entero y patrono de esta JMJ, San Oscar Arnulfo Romero. Esto ha sido para nosotros un honor y gran privilegio al ser los encargados de preparar la única exposición para esta JMJ del santo salvadoreño.

La inauguración de esta expo-misión fue muy bella llena de color y alegría y el recibir seis mil jóvenes de tantos países queriendo conocer más a San Oscar Romero ha sido signo de gran admiración. Todo se vive en medio del colorido, la fiesta, el entusiasmo y los gritos de alegría de jóvenes, que al llegar a la sala de exhibición del santo se impactan y hacen un silencio reverencial que provoca ver la cruz ensangrentada. Cuando escuchan el disparo que convirtió a monseñor en santo, saltan, suspiran o lloran y preguntan ¿Por qué? La respuesta más clara que les he podido dar es: “Por qué Él ama a Dios, proclamando su Reino de justicia y paz; y hay muchos que odian nuestra fe. La vida del verdadero cristiano es así; una vida que nos debe llevar a la santidad, que solo tomando nuestra propia cruz, siguiendo a Cristo y muriendo por la causa del Evangelio podremos alcanzar; y eso nos enseña la vida de San Oscar Romero”.