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Marcos 9,14-29

por Pbro. Luis A. Zazano
Marcos-9,14-29

Evangelio según San Marcos 9,14-29.

Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: «¿Sobre qué estaban discutiendo?».
Uno de ellos le dijo: «Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron».
«Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo».
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que está así?». «Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos».
«¡Si puedes…!», respondió Jesús. «Todo es posible para el que cree».
Inmediatamente el padre del niño exclamó: «Creo, ayúdame porque tengo poca fe».
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más».
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: «Está muerto».
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?».
El les respondió: «Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración».

El camino a liberar.

1) Lo tira al suelo: Ésta es una de las características que nos dice el evangelio del endemoniado; pues en esta vida cómo nos tira abajo el diablo, cuando nos ponemos negativos, cuando no vemos la mano de Dios en lo que hacemos. Hoy, capaz que vos tenés esta características, porque no te sale ni una, o porque no encontrás el rumbo; es como que te dejas tomar por el suelo o la cama y sólo esperas morir, ésta es una gran tentación. No dejes que te tome este mal espíritu. Vos estás con la Vida ¡levántate y camina!.

2) Echar espuma por la boca: En esto me gustaría llevarlo cuando no encontrás conceptos o palabras a lo que te está pasando; a ese nudo de sensaciones que tenés en tu interior y no lo expresas o no lo querés expresar. Eso hace que no se vean palabras que salen de tu boca, sino más bien de tu boca sale rabia. Me refiero a que también es complejo en tu vida cuando vivís con rabia y a esa rabia constantemente la tenés presente en tu boca, una rabia en tu hablar que lleva a que hasta tus más cercanos se alejen de vos. Perdés la inocencia y ternura como el niño de este evangelio. ¿Será que siempre en tu hablar hay rabia y ataque? ¿Cómo te expresas ante los demás? ¿Mucha gente se alejó de vos? ¿Por qué?

3) Se queda rígido: Una última característica es esta. Uno cuando no tiene a Dios en su interior pierde el entusiasmo de vivir y disfrutar la vida; no expresa lo que siente y vive sólo con rabia y por último está rígido ante la vida. Cuando uno está rígido refiere a que no está suelto en su día a día, vive perseguido, está a la defensiva, no tiene tranquilidad porque está a la expectativa de lo que va a encontrar o anda con miedo todo el tiempo de que alguien le haga algo, pues no confía en nadie.

Ante estas tres características que medito del endemoniado, veo cuál más está en mí, para que el Señor me libere y me alivie. Pidamos, vos y yo a Jesús que te tome de la mano y te ponga de pie ante la vida para vivirla y disfrutarla, incluso cuando otros te la quieran quitar.
Hoy, te invito a que hagamos una oración por Venezuela, por todos aquellos hermanos que sufren y se sienten caídos por la tristeza y confusión. Que Jesús tome de la mano a Venezuela para que sea ese país alegre y fraterno que tanto la caracteriza.

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¡Dios te bendiga!. ¡Gracias!


Un año con Jesús

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