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Religión del día

por Pbro. Juan Rodrigo Vélez
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Cada vez es más difícil mantenerse al tanto de las noticias actuales sobre la Iglesia sin sentirse molesto y entristecido. 

Pareciera que muchos de los que profesan el Cristianismo han abandonado la verdad y aún siguen llamándose cristianos. Sin embargo, como nos enseña el Beato John Henry Newman, esto no es nada nuevo. Con frecuencia, la gente hace que la religión se ajuste a sus deseos y opiniones. Newman comienza el sermón “Religión del día” con las siguientes palabras: “En cada era del Cristianismo, desde que se predicó por primera vez, ha habido lo que puede llamarse una religión del mundo, que hasta este momento imita a la única religión verdadera, como para engañar a los inestables e incautos “.

El diablo tiene sus falsos profetas y establece una religión contraria: “Y, en cierto sentido, ellos dicen la verdad; pero no es toda la verdad; y sabemos, incluso por la experiencia común de la vida, que la verdad a medias es a menudo la más burda y malvada de las falsedades”.

En una época anterior, Satanás presentó un aspecto del Evangelio: el misterio de Dios, su justicia y soberanía. “Dios es un fuego consumidor”, así lo declara el texto, y lo sabemos. Pero sabemos más, en otras palabras, sabemos también que Dios es amor; pero Satanás no añadió esto a su religión, la que convirtió en una religión del miedo.

Tanto en la época de Newman como en la nuestra, Satanás presenta al mundo con un ídolo diferente:

“¿Cuál es la religión del mundo de ahora? Ha tomado el lado más brillante del Evangelio: sus noticias de consuelo, sus preceptos de amor; en comparación, todas las perspectivas y los puntos de vista más oscuros y profundos de la condición del hombre son olvidados. 

Esta es la religión natural de una época civilizada, y Satanás la ha vestido y consumado en un ídolo de la Verdad”.

Newman describe la religión de nuestra era – supuestamente civilizada – como una religión que no desea herir ni ofender a nadie, una religión que no se basa en la verdad objetiva, sino en el sentimiento subjetivo.

“Así, la elegancia se convierte gradualmente en la prueba y en el estándar de la virtud, que ya no se cree que posea un derecho intrínseco en nuestros corazones, o que exista, más allá de lo que conduce a la tranquilidad y el confort de los demás. La conciencia ya no es reconocida como un árbitro independiente de las acciones, su autoridad es justificada; en parte, esta ha sido suplantada en las mentes de los hombres por el llamado sentido moral, que se considera simplemente como el amor de lo bello”.

En cambio, sabemos que una conciencia correctamente formada es la voz de Dios, que manda hacer lo correcto y evitar lo que es malo. Esta conciencia es consciente de las consecuencias del pecado y del castigo resultante.

En cuanto a la religión del día, “(…) todo es brillante y alegre. La religión es agradable y fácil; la benevolencia es la principal virtud. La intolerancia, el fanatismo, el exceso de celo, son los mayores pecados. La austeridad es un absurdo; incluso la firmeza se mira con un ojo hostil y sospechoso”.

El vicio se ha redefinido para reflejar al espíritu de la época, en base al último ultraje aceptable, ya sea una preocupación verdadera o inventada (considerado básicamente algo desagradable). La gente busca novedades en la doctrina, nuevos predicadores y nuevos objetos de religión. Newman llama a esto una falsificación de la verdad o un sustituir el cultivo de la educación secular por la religión. A lo largo de su vida, tanto en su escritura como en su enseñanza, Newman insistió en este error y este engaño.

Con estas palabras del beato Newman tomemos mayor conciencia de la tentación que nos rodea: la de aceptar la religión del mundo y abrazemos en cambio a Cristo y a todos sus enseñanzas.

Artículo original: www.cardinaljohnhenrynewman.com

Traducción: Guiliana Rivas

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