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Torino: Catedral, Real Capilla de San Lorenzo y Santuario de la Consolata

por Horacio Espinosa
Santuraio de la Consolata

La Catedral de Torino es guardiana de la Sábana Santa que se cree que envolvió a Jesús en el Sepulcro. Muchas personas visitan la ciudad sólo para orar frente al bendito sudario.

También llamada Síndone o Santo Sudario, la Sábana Santa es una tela o paño de lino de 4,36 x 1,13 metros en la que se pueden apreciar la cara y el cuerpo de Jesús y las heridas producidas en la crucifixión.

Si bien como católicos creemos esto, su  origen ha sido y sigue siendo un tema muy debatido entre creyentes y no creyentes. Investigadores, historiadores y teólogos han trabajado durante los últimos años en pos de descubrir la procedencia de este manto santo.

Existen dos versiones. Una es que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro y que por lo tanto es suya la cara que se aprecia. La otra: que el paño data de la Edad Media.

En el marco de los numerosos estudios que se han realizado, el fotógrafo no profesional Secondo Pia comprobó en 1858 que la imagen del cuerpo aparece con más claridad si se aprecian los negativos de las fotos.

Cien años después, en 1958, el papa Pío XII permitió que la imagen se relacionara a la devoción católica de la Santa Faz de Jesús. Sin embargo, la Iglesia nunca ha manifestado de forma oficial la aceptación o rechazo de la autenticidad de la Sábana Santa.

En 1998, cuando la Santa Sede lo autorizó, se realizaron pruebas de Carbono 14 destinadas a determinar la antigüedad del sudario. Tres laboratorios distintos coincidieron en que la tela data de entre los años 1260 y 1390 (siglos XIII y XIV). Según tal evidencia, el paño habría sido realizado a fines de la Edad Media. Con todo, la interpretación de las marcas que posee queda a criterio de cada persona, puesto que no deja de ser un objeto religioso.

Por motivos de conservación, el paño sólo se exhibe en períodos establecidos por el Santo Padre. Cuando esto no ocurre, pueden verse una réplica y el arcón de madera que contiene el original. La última vez que el Papa decidió su exposición fue en 2015, nosotros no tuvimos la gracia de verlo ya que llegamos meses después de que había sido guardado nuevamente.

La réplica del sudario en tamaño real se puede observar en el museo de la Real Capilla de San Lorenzo. Allí hay además información completa sobre las investigaciones “sindonológicas” realizadas desde el año 500 hasta el día de hoy. Se recogen aspectos históricos, científicos, artísticos y propios de la devoción cristiana.

La capilla se encuentra en la Plaza Castillo, muy cerca del Palacio Real. En el siglo XVI, el templo atrajo a San Carlos Borromeo, clérigo peregrinante en los territorios saboyanos que celebró una misa en veneración del Santo Sudario.

También en Torino está el Santuario de la Consolata, construido en estilo románico sobre la base de una iglesia que se asegura que es el edificio más antiguo de la ciudad (sin contar los restos de construcciones romanas. La advocación mariana a la que está dedicado es la Virgen de la Consolación, patrona de la ciudad.

Cuenta la historia que el cuadro con la imagen de la Consolata se había perdido. Cierta vez, un hombre ciego llegó a Torino afirmando haber recibido en sueños mensajes de María con indicaciones precisas de dónde buscar la sagrada imagen. Emprendió la búsqueda y la pintura apareció. Fue entonces que el peregrino recobró la vista y en reconocimiento del hecho milagroso la iglesia fue restaurada. Luego fue elevada al rango de Basílica menor y quien la visita puede observar el popular cuadro.

Los grandes beatos y santos turineses han estado muy vinculados al Santuario. Entre ellos, san José Cafasso y san Juan Bosco. Éste último, de hecho, rezó con la imagen de la Consolata antes que con la de María Auxiliadora en su oratorio de la Capilla Pinardi.

La visita

Salimos caminando del hotel, solo para recorrer la ciudad y sin querer nos encontramos en la Real Capilla de san Lorenzo. El templo es pequeño pero tiene gran importancia debido a que alberga al museo en donde se encuentra la Síndone. Fue de gran ayuda para comprender y tomar posición sobre el tema: nosotros sí creemos que es la sábana que envolvió al Señor al bajarlo del Golgota. Este museo es muy interesante y vale la pena leer todo lo investigado.

Luego visitamos la Consolata, la gran Basílica en la que el sacerdote Don José María Caffaso aconsejaba al joven y temperamental Don Bosco.

Seguimos andando y, finalmente, llegamos al Duomo di Torino, la Catedral Metropolitana de San Juan Bautista. Sin dudas, lo que más movilizó nuestros corazones ese día… Torino es la segunda Tierra Santa de los que somos salesianos y éste es uno de sus sitios más significativos.

El templo es inmenso. No voy a hablar de su arquitectura porque prácticamente no la hemos mirado; pudieron más el apuro y la emoción por la santa sábana, que está ubicada sobre el lateral izquierdo del altar mayor.

Frente al sudario, no hay cristiano que no quiera orar. Realmente se le quiebran las piernas a uno. En silencio o con palabras, con alabanzas, como a cada uno le salió, todos rezamos. La sensación es similar a la que hemos experimentado en algunos lugares de Tierra Santa.

Es raro, porque no se ve casi nada, pero saber que el paño está allí hace el momento especial. Tan intenso fue nuestro encuentro con el Señor que no tuvimos en cuenta que la hora pasaba mientras estábamos de rodillas. Esto, al punto de que nos tuvieron que pedir que nos fuéramos porque ya era momento de cerrar el templo.

Después de esta experiencia, concluí que conocer científicamente el origen de la Sábana Santa no cambió mi opinión al respecto. Lo que siento es, en verdad, cuestión de Fe.

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