Evangelio según San Juan 8,12-20.
Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».
Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale».
Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.
Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie,
y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.
Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?». Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».
El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.
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La verdad.
1) La luz: Jesús te invita a que dejes entrar luz a tu corazón en este camino a Semana Santa que ya se viene. No te caigas en oscuridad y no te acostumbres a vivir en la mentira. Es fácil vivir en mentira y dejar de lado la verdad.
2)Testimonio: Cuando uno tiene un encuentro con Cristo está llamado a dar testimonio de Jesús. En este mundo se necesita dar más testimonio, en lo cotidiano, en tu laburo, en la política, en la sociedad, en todos lados, comportándonos con honestidad y sencillez. DIOS NOS NECESITA.
3)Conocer: Aprovecha este tiempo que queda para conocer a Dios y prepara tu corazón para encontrar a Dios, planifica la Semana Santa no para dónde ir a conocer sino dónde meterte en vos para conocerte.