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Notre Dame de París

por Horacio Espinosa
fachada de la catedral de notre dame

«Quizás la iglesia misma desaparezca pronto de la faz de la tierra», escribió Víctor Hugo en 1831, en una nota que antecede a su célebre novela romántica Nuestra Señora de París. En ese prefacio cuenta además que la inspiración de su obra fue una palabra escrita en griego en una de las torres de la catedral: “Anaikh”, que significa “fatalidad”.

Lejos de sentirse profeta, el afamado galo hizo con sus líneas una profunda crítica al inmovilismo del pueblo parisino que se mostraba desinteresado en la renovación de la catedral que a través de los siglos fue víctima de saqueos, expolios y del paso del tiempo.

En efecto, cuando el autor comenzó a darle forma a su novela, la catedral de Notre Dame presentaba un estado paupérrimo, estaba enormemente degradada. Con el fin de interpelar a los lectores y así salvar el monumento, dedicó un capítulo entero, titulado ‘Nuestra Señora’, a realzar el valor artístico y patrimonial de la madre de la patria francesa.

Tal situación sin dudas contrasta con la actual: miles de personas se comprometieron a aunar fuerzas para reconstruir la parte del templo que ardió en lunes santo mientras se realizaban tareas de mantenimiento. El interés del mundo radica en que además de tener un profundo sentido religioso, es un punto de referencia geográfico y cultural de la Ciudad Luz.

La historia del templo

Dedicada a la Virgen María, la Catedral de Notre Dame (Nuestra Señora, en Francés) es la catedral gótica por excelencia y una de las más antiguas del mundo.

Fue construida entre 1163 y 1245 en la Isla de la Ciudad, una isla sobre el Río Sena, donde comenzaron a asentarse los primeros habitantes de la zona, ya que alrededor del año 200 a.C. la tribu celta de los Parisii se estableció en el lugar para fundar la ciudad de Lutecia. El poblado creció y fue prosperando, hasta que en el año 506 se convirtió en la capital del reino y adquirió el nombre de Cité.

Actualmente, la Île de la Cité es una de las zonas más agradables de París. Allí se encuentran algunas de las principales atracciones de la ciudad, como la Catedral de Notre Dame, la Sainte Chapelle o la Conciergerie.

Tras convertirse en una ciudad fortificada, la isla tuvo que soportar los ataques continuos de las tropas normandas. Durante la Edad Media la ciudad ya poseía un importante núcleo de población, y fue el centro político, cultural y espiritual de Francia.

Nuestra Señora de París

La catedral comenzó a construirse en 1163. La fachada occidental fue realizada alrededor del 1200, mientras que las torres se terminaron a mitad del siglo XIII. Para 1260 ya estaba levantada la mayor parte de la catedral y se siguió avanzando hasta bien entrado el siglo XIV.

Durante el reinado de Luis XIV, principalmente en la zona este fueron destruidos sepulcros y vidrieras para ser sustituidos por elementos del estilo artístico de la época: el barroco. Así, durante 77 años, el gremio de orfebres de París encargó un cuadro al año a artistas de renombre, obteniendo 77 pinturas de gran formato, que luego se dispusieron en el interior del templo.

Dado que durante la Revolución Francesa fueron muchos los deterioros perpetrados a la Catedral de París, sucedieron las radicales restauraciones de mediados del siglo XIX protagonizadas por Jean-Baptiste Lassus y Viollet-Le-Duc. Además de reconstruir y restaurar gran parte de la escultura perdida (incluso las famosas gárgolas), se modificaron y añadieron diversas partes, entre ellas la célebre aguja del cimborrio.

Antes de las restauraciones y reconstrucciones, numerosos elementos esculturales de la catedral se encontraban francamente destruidos o mutilados. París fue el centro de la Revolución y Notre Dame se ubica junto al Palacio Real y además estaba muy ligada a la familia de los monarcas franceses, por lo que recibió importantes agresiones en aquel lance histórico.

En Notre Dame se han celebrado importantes acontecimientos, entre los que se pueden destacar la coronación de Napoleón Bonaparte, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra.

Coronación de Napoleón

Fue un hecho que se convirtió en un icono de la supremacía del Estado sobre el clero en Francia. Napoleón quiso distanciarse del protocolo de la monarquía del Antiguo Régimen y romper con la herencia de la Casa de Borbón.

Así fue que el 2 de diciembre de 1804, cuando todos esperan que el orgulloso Napoleón inclinara ante el papa Pío VII,  decidió saltarse todos los cánones. Puesto en pie, le arrebató la corona al sumo pontífice y se la colocó él mismo. Apenas quince años después de que la revolución pasara por la guillotina a la nobleza, Francia ya tenía un emperador.

Beatificación de Juana de Arco

Juana de Arco, hoy santa, fue una joven campesina francesa que guió al Ejército francés en la guerra de los Cien Años contra Inglaterra, logrando que Carlos VII fuese coronado rey de Francia.

Fue capturada y condenada por herejía. Sin embargo, veintitrés años después de su muerte, su familia pidió una revisión del caso. El papa Calixto III creó una comisión que rehabilitó plenamente a la doncella. Más de cuatro siglos después, otro papa, Benedicto XV, elevó a Juana a los altares al canonizarla. El 30 de mayo, fecha de su muerte, se celebra su festividad.

Coronación de Enrique VI de Inglaterra

El de Enrique VI es un caso único en la Historia. Fue la única persona que llegó a ser coronado simultáneamente como rey de Inglaterra y de Francia. Sin embargo, su coronación tuvo que ser organizada de manera apresurada; ni en un lugar ni en el otro llegó a gobernar pacíficamente; terminó perdiendo ambas coronas y murió en sospechosas circunstancias cuando se encontraba preso en la Torre de Londres.

Arquitectura

En términos arquitectónicos, la Catedral de Notre Dame de París en un templo de planta de cruz latina, con cinco naves y capillas laterales.

Posee tres niveles característicos del gótico temprano: arcos, tribuna y clariterio con ventanales. En todos puede apreciarse la belleza de sus arcos.

La escultura es de extraordinaria calidad dada la importancia que tuvo París en el siglo XIII como centro del reino a donde donde acudían los mejores maestros. La corte allí radicada fue capaz de atraer a los mejores artistas, ya fueran arquitectos, escultores, vidrieros, miniaturistas.

En cuanto al exterior del templo, las tres puertas de la fachada tiene estilos distintos porque fueron construidos en diferentes momentos. La puerta de Santa Ana (sur) data de 1210 y la de la Virgen (norte) y la del Juicio Final (centro), de 1250.

Puerta de Santa Ana (sur)

La puerta de Santa tiene la particularidad de que buena parte de su escultura es anterior a la construcción de la catedral gótica, ya que se reutilizó una construcción de finales del XII.

Está presidida por una Virgen Theotokos, de tradición románica por su frontalidad y ubicación del Niño en el centro de su regazo. La Madre está solemnemente sentada en un trono bajo un precioso baldaquino con estructuras arquitectónicas que simbolizan la Jerusalén Celestial.

Puerta Central o del Juicio Final (centro)

Aquí aparece un Cristo Hombre mostrando las llagas en sus manos. A ambos lados, dos ángeles portan los instrumentos de la Pasión, mientras que San Juan y la Virgen interceden por la humanidad. Hay que recordar que la representación del Cristo humanizado en la escena del Juicio Final es típica del gótico y refuerza la idea de la naturaleza humana de Jesús y su papel no sólo como juez sino como redentor.

Puerta de la Virgen (norte)

La puerta norte es una típica portada de temática mariana. Lamentablemente, la original fue mutilada durante la Revolución Francesa y reconstruida posteriormente.

Se puede apreciar la escena de la Coronación de la Virgen, en la que María aparece sentada junto al Todopoderoso.

Las torres

De 69 metros altura, son características de la fachada del templo. Se accede a ellas para poder visitar el campanario en el que vivió el mítico Jorobado de Notre Dame y apreciar de cerca las múltiples gárgolas, además de obtener  fantásticas vistas de la ciudad.

Para ascender se accede a través de la entrada del lateral izquierdo de la catedral y se suben 387 empinados escalones a pie, ya que Notre Dame no dispone de ascensor.

Las vidrieras

En la catedral de París existen casi doscientes vitrales de colores y magníficos diseños. Se destacan tres rosetones que, según información oficial, se salvaron de las llamas. El del oeste data de 1220 y los dos simétricos, de las naves norte y sur son de 1250 y 1270. El primero está dedicado a la Virgen María y al Niño Dios; el norte al Antiguo Testamento; y el sur, al Nuevo. Las vidrieras debajo de los dos rosetones representan, una los dieciocho reyes de Judá; y a los dieciséis profetas la otra, de los cuales los cuatro del centro llevan a hombros a los evangelistas.

La cripta

Situada en el subsuelo de la plaza de Notre Dame, la cripta contiene ruinas descubiertas durante excavaciones en 1965. Fue abierta en 1980 y contiene vestigios de edificios previos a 1750.  

El órgano

El órgano mayor de Notre-Dame de París es uno de los más célebres del mundo.
Posee 113 juegos y 7800 tubos, algunos de los cuales son de la Edad Media. Se puede oír cada domingo a las cinco y cuarto de la tarde, cuando lo toca alguno de los organistas titulares de Notre-Dame; o en recitales que organistas de distintas partes del mundo ofrecen normalmente un jueves por mes.

La historia de los instrumentos de Notre-Dame de París comienza hacia 1330. El primero fue suspendido como nido de golondrinas debajo de una ventana alta de la nave.
Hacia el 1400, se decidió instalar un segundo instrumento encima de la portada principal oeste, mientras el antiguo órgano continuaba su oficio.

Desde 1473 y durante cincuenta años se restauraron numerosos tubos, lo que redundó en diversas modificaciones y mejoras. En 1609 se le agregó un segundo teclado, suprimiendo, para instalarlo, los pedales y su mecánica.

Cuando en 1730 fue tomada la decisión de hacer un órgano nuevo, Francia había entrado en el «siglo de las luces» y la ebanistería medieval debía desaparecer. Se colocó pues una caja grande nueva mucho más arriba, tapando una parte del rosetón oeste. El instrumento era del incipiente estilo Luis XV y se le llama órgano clásico.

Durante la Revolución se utilizó para varias fiestas, pero a pesar de ser amenazado por varios decretos revolucionarios, no sufrió más que de años de abandono como la mayor parte de los órganos de Francia. De todas maneras, los  ornamentos que recordaban la «monarquía» y las flores de lis fueron destruidos a hachazos.

A mediados de 1800 se inauguró el órgano sinfónico. Éste fue tocado por primera vez en Notre Dame en la noche de Navidad de 1867, en el marco de la exposición universal, y bendecido e inaugurado formalmente en el marzo siguiente.

En 1989, por otra parte, se decidió incorporar tecnología contemporánea al instrumento y combinar así informática y artesanía. La iniciativa fue llevada adelante por el Estado francés.

La visita

Tuvimos la gracia de conocer la Catedral de Notre Dame durante un período en el que no estaba en restauración. Esto nos permitió verla en su esplendor.

Como muchos  templos grandes y con historia, pasa a ser una visita turística más, y muchas veces se convierte en un museo. Uno puede ver gente deambulando, conversando, y pocos rezando realmente. Solo vimos gente orando en las reliquias de Nuestro Señor.

No obstante, uno se obnubila por la maravilla creada por el hombre para alabanza de Dios. Realmente es un templo muy bello, pero la gran cantidad de turistas hacen perder un poco el significado principal, es decir, Nuestro Jesús.

Actualmente existen tres reliquias de Cristo en el Tesoro de Notre Dame de París: la Corona de espinas, un fragmento de la Cruz del Calvario y uno de los clavos que sirvió para fijar a Cristo en la Cruz. Todas ellas fueron salvadas del incendio, gracias a Dios.

Comentarios de sacerdotes sobre lo ocurrido en Notre Dame

El Padre Adrián Santarelli, de la Parroquia Santo Tomás Moro de Vicente López en Buenos Aires nos compartió su experiencia en el templo parisino y su visión sobre lo ocurrido el lunes santo de 2019:

“Poco tiempo atrás tuve que ir a París y visité la iglesia de la Medalla Milagrosa y quedé sorprendido del clima de oración que había en el templo. 

Unas horas después visité Notre Dame y lamentablemente no viví lo mismo. Es verdad que este es un templo mucho más majestuoso e histórico que despierta no solo la fe sino la curiosidad de querer conocerlo por todo lo que representa en la historia de Francia y en tantos sentidos.

Ante el incendio, hecho lamentable desde todo punto de vista, me quedaron tres palabras para compartirles:

“Reparar” mientras se repara un tiempo histórico y la memoria del pasado estamos invitados a reparar los templos humanos que en el presente se destruyen de tantas maneras, basta pensar en quienes mueren queriendo pasar el Mediterráneo.

“Templo” es un lugar que reúne, es donde confluyen los creyentes para elevar su mirada hacia el único Dios. Es una invitación a reparar los lazos entre los creyentes en la Francia y el mundo de nuestro tiempo.

Macron pidió “cooperar” desde todos los lugares. Que sea un llamado a cooperar para todos los problemas comunes que vivimos, como por ejemplo el cambio climático que quema la “Casa Común” diariamente.

El Templo siempre alberga la Palabra de Dios, que nos siga hablando.”

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Por otra parte, la experiencia del padre Luis Zazano fue la siguiente:

“Estuve en el año 2015, justo en el momento en que eran canonizados los papás de Santa Teresita, ese matrimonio que el Papa Francisco convirtió en Santos a los dos juntos.


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Como experiencia puedo destacar cinco puntos:

  1. Recorrer el templo es recorrer la historia de la Iglesia en Francia, recordar los hechos allí sucedidos como la auto-coronación de Napoleón Bonaparte iniciando la separación entre Iglesia y Estado en Francia.
  2. Pensar cuántos Santos han pasado por allí, y poder concelebrar la Santa Misa en el mismo lugar donde estaban las reliquias de Nuestro Señor.
  3. En mi experiencia tuve el regalo de concelebrar durante la misa del Señor de los Remedios de Perú, es decir una misa criolla en Francia.
  4. Contemplar la visión teológica de la Arquitectura, comenzando con los apóstoles, pasando por los Santos hasta llegar a Dios.
  5. Finalmente, la gracia y el Milagro de la Eucaristía, vivir la presencia de Jesús”


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