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Casa de Ejercicios Ignacianos fundada por Mama Antula en Buenos Aires

por Horacio Espinosa
Pared exterior de la casa fundada por Mamá Antula

Algunos años atrás escuché hablar de Mama Antula. No tenía la menor idea de quién había sido la mujer a la que así llamaban y menos aún de los aportes que ella había hecho a la Fe de mi país. En esta bitácora, mis descubrimientos.

Tal vez muchos ya sepan su historia —disculpas de antemano si los aburro al narrarla—, pero fue tan grato para mí conocerla que me gustaría compartirla. Su camino en esta Tierra es una muestra de cómo un laico puede llegar a ser Santo. Como dice el Santo Padre en su encíclica Gaudete et exsultate: «Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra». En ese sentido, la vida de Mama Antula es inspiradora.

¿Quién fue Mama Antula?

Su nombre era María Antonia de Paz y Figueroa. Nació en la provincia argentina de Santiago del Estero en 1730. Miembro de una familia con un buen pasar económico, desde pequeña se mostró atraída por las verdades de la Fe. A lo largo de su vida, libró muchas batallas para forjar mejores sociedades y se caracterizó por su humildad, perseverancia y esperanza.

Cuando era joven, argumentando que todos somos hijos del mismo Dios, cuestionó que hubiera clases más acomodadas que otras y realizó un gesto muy significativo. Para evitar ser identificada como parte de una familia hidalga, cambió su apellido por el de San José. El apodo Mama Antula, por otro lado, fue inventado por aborígenes a los que amó y evangelizó.

Movida por el Espíritu Santo, en 1745 y con sólo 15 años, decidió incorporarse a la Compañía de Jesús para ayudar a sus hermanos como beata. Esa categoría es distinta a la beatificación que conocemos actualmente en tanto etapa del proceso que el Vaticano sigue a la hora de canonizar a alguien.

En Sajonia, durante la Edad Media, se denominó beatos a cooperadores eclesiásticos laicos y beaterio al conjunto que formaban. Éstos se dedicaban a evangelizar a través de la lectura y la traducción a idiomas vernáculos de la Palabra de Dios, lo cual estaba prohibido para las mujeres que no eran beatas. La designación se fue expandiendo entre las damas más cultas de las sociedades de la época y llegó hasta España.

Las beatas tenían votos privados (no eran consagradas) y no estaban organizadas bajo la tutela de la Iglesia central. Por tales motivos, los organismos eclesiales de mayor jerarquía decidieron dejar de apoyar al grupo y los jesuitas lo adoptaron como propio.

Los jesuitas se habían instalado en América en 1585. Su tarea consistía en  evangelizar a los aborígenes, enseñándoles artes y oficios y, por sobre todo, buscando salvar almas por medio de los Ejercicios Espirituales ideados por San Ignacio de Loyola. Mama Antula trabajó a la par de la rama de la Orden en Santiago del Estero hasta que la Compañía fue expulsada del continente por diferencias políticas con el Rey Carlos III en 1767.

La difusión de los Ejercicios

María Antonia vivió, aprendió y vio los resultados de los Ejercicios durante 22 años. Tras la partida de quienes coordinaban las tareas de ese apostolado, quedó muy preocupada por la continuidad de la obra. En busca de consuelo, rezó durante un año y, a medida que encomendaba sus intenciones al Padre, fue comprendiendo que Dios le pedía una tarea difícil: “Propagar los Ejercicios Espirituales”.

Fue así que decidió  llevar los Ejercicios a distintas ciudades del Virreinato del Río de la Plata más allá de que, por ser mujer, en principio ello no le era permitido. Ante la situación, no se quedó de brazos cruzados: caminó 450 km. hasta Jujuy para solicitar la autorización del Obispo.

Caminar el  Virreinato

Una vez conseguido el permiso del Obispo, Mama Antula empezó organizando Ejercicios en su ciudad natal y luego replicó la experiencia con gente de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja.

Caminaba acompañada por algunas beatas y un peón que arrastraba el carrito de las limosnas. Lo recaudado era usado para solventar los Ejercicios que se ofrecían gratuitamente a los participantes.

Recorrido de Mama Antula por Argentina

Lo primero que hacía en cada ciudad era presentarse ante los sacerdotes para solicitar permiso y colaboración, ya que era necesaria la presencia de clérigos que predicaran e impartieran los Sacramentos durante los Ejercicios.

Con la misma dinámica pasó por Córdoba y llegó a Buenos Aires. Cruzó el Río de la Plata y acercó la iniciativa ignaciana a Colonia del Sacramento y Montevideo, localidades que hoy pertenecen a la República Oriental del Uruguay.

Recorrido por Uruguay

En Buenos Aires, las autoridades civiles y eclesiásticas no la querían atender. Llegó a ser tratada por insana y hasta fue apedreada y debió refugiarse en la iglesia de la Piedad. No obstante, luego de un año de insistencia, obtuvo la autorización para coordinar los Ejercicios y el éxito fue tal que hasta el Virrey y el Obispo los practicaron.

¿Cuál era el método de Mama Antula? Una vez obtenido el permiso para instalarse en un lugar, repartía boletines de invitación por los barrios y se contactaba con el clero local. Buscaba una casa grande capaz de albergar a mucha gente, juntaba limosnas y provisiones y se encargaba de todo lo necesario para la comida de la gente durante los 10 días que duraban los Ejercicios.

En sí, su modus operandi fundamental era la ternura de madre que expresaba de mil maneras. Salía en busca de sus hijos y una vez que lograba congregarlos se ocupaba de su bienestar físico y espiritual.

La Santa Casa porteña

Los vecinos de Buenos Aires, agradecidos con la beata, hicieron donativos y aportaron un terreno para que Mama Antula pudiera cumplir su deseo de fundar un establecimiento preparado especialmente para realizar Ejercicios. Era necesario que contara con capillas, patios, cocina, comedor, dormitorios. Todo debía planearse en función de acoger a visitantes y necesitados.

Por gracia de Dios, la Santa Casa logró instalarse y se volvió muy reconocida. Por ella pasaron hombres que llevaron adelante la Revolución Mayo y próceres de la historia Argentina de la talla de Santiago de Liniers, Cornelio Saavedra, Juan Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Mariano Moreno y Bernardino Rivadavia. En esa época, la sociedad era muy creyente y era común que los ciudadanos se tomaran algunos días al año para retirarse y meditar.

Devociones de Mama Antula

Mama Antula tenía un corazón muy grande y siempre dejaba todo en manos del Creador. Aferrada al crucifijo que llevaba consigo, le pedía milagros al niño Dios, a quien llamaba «mi Manuelito» (apodo derivado de Emanuel, el sobrenombre con el que los jesuitas españoles referían a Jesús).

Tenía especial devoción por la Virgen de los Dolores, a quien nombró Abadesa de su Santa Casa y le rezaba mucho a San José. Asimismo, según el libro «Vida breve de María Antonia y la devoción a San Cayetano”, ella propagó el fervor por el santo patrono de los trabajadores en las tierras de Jorge Bergoglio.

“Desde que partió de Santiago del Estero lo puso, como patrono de su empresa evangelizadora, ya que era el “Santo de la Providencia” y a él se encomendó en todas sus tareas. Y San Cayetano cumplió.

Nunca en la Casa fundada por María Antonia faltó nada del sustento material y la primera imagen del Santo se veneró en la Santa Casa de ejercicio casi desde su fundación en 1795.

Después de su muerte la devoción a San Cayetano irá creciendo desde la capilla de la Santa Casa de Ejercicios en Buenos Aires. Luego se traslada a Liniers donde las Hermanas Hijas del Divino Salvador levantan un colegio y una capilla.

Las Hermanas fomentan la devoción del Santo de la Providencia y luego en varias oportunidades de grandes sequías ante las cuales los chacareros del lugar recurren al Santo para que los socorra y éste oye sus plegarias, los lugareños lo comienzan a invocarlo como “El patrono del Pan y del Trabajo”.

Así nace y crece la devoción tan popular de San Cayetano, en cada 7 del mes y todos los 7 de Agosto miles de peregrinos recurren al Santo agradecidos y pidiendo salud y trabajo. En la misma pared lateral del Santuario se encuentra la imagen de María Antonia.”

Camino a los altares

El 2 de julio de 2010 el papa Benedicto XVI autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto por el que se reconoce que la Sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa practicó las virtudes cristianas en grado heroico y la proclamó Venerable.

Pocos años después, el 30 de abril de 2014, se envió a Roma la pericia sobre un milagro atribuido a la mediación de la laica santiagueña que dedicó su vida a promover los retiros espirituales ignacianos y el Papa Francisco la beatificó (en sentido tradicional) el 27 de agosto de 2016 .

La visita

Dios nos llevó a conocer la Casa justo el día del aniversario 224 de su fundación.  Fue una tarde de domingo alrededor de las 16.00 hs.

Al llegar nos encontramos con una hermana que con una sonrisa nos indicó que la explicación ya estaba comenzando y nos invitó a cruzar el Patio de la Entrada para ingresar al edificio. Integramos un grupo de aproximadamente 25 personas y recorrimos el lugar a pie.

La charla introductoria, brindada en un gran salón cuyas ventanas daban al Patio interior del Beaterio, nos fue adentrando en el mundo de Mama Antula.

Al concluir el comentario, nos mostraron el primer objeto que tenía una historia digna de mencionar. Se trataba de un piano cuya dueña original fue Manuelita Rosas, hija del principal caudillo de la Confederación Argentina entre 1835 y 1852.

Se cuenta que una amiga de Manuelita, llamada Camila O’Gorman, se enamoró de un sacerdote jesuita español llamado Uladislao Gutiérrez. Juntos huyeron teniendo por destino final la ciudad de Río de Janeiro (capital del Imperio de Brasil en aquel momento). Por razones desconocidas, decidieron afincarse en la ciudad de Goya (hoy parte de la provincia argentina de Corrientes) haciéndose pasar por marido y mujer. Dijeron que se llamaban Máximo Brandier y Valentina Desán y que eran comerciantes salteños. Fundaron una escuela y su vida transcurrió de manera pacífica hasta que el clérigo irlandés Michael Gannon, de paso por la ciudad, reconoció y denunció al Padre Gutiérrez.

Al enterarse de que Camila iba a ser apresada, Manuelita creyó que iban a encerrarla en la Santa Casa. Por tanto, con el fin de hacerle a su amiga más llevadera la espera del juicio, donó el instrumento musical. Los enamorados, sin embargo, fueron fusilados antes de ser trasladados a Buenos Aires, tal como puede verse en la película “Camila”.

Junto al piano hay un cartel que exhibe información de gente que ha pasado por la Santa Casa. Entre los datos que se ofrecen figuran las profesiones de los visitantes y hubo un rubro que llamó nuestra atención: “Depositada”. En realidad, aquellos tiempos eran duros para las mujeres y quedarse en una casa mientras el resto de la familia estaba de viaje no era bien visto. Entonces, en función de evitar la “vergüenza”, las señoritas eran “depositadas” en la Santa Casa.

Continuamos nuestro recorrido y llegamos al oratorio. Éste es pequeño y cuenta con una imagen de vestir barroca muy antigua de Jesús Nazareno. Está separada de la actual Avenida Independencia por una puerta de madera que, cada mañana, se abre para que los transeúntes que puedan orar frente a la figura, ritual que data de la época de Mama Antula.

Avanzamos por pasillos antiquísimos, atravesando portales que separan muros de más de un metro de ancho (muy comunes en aquel momento). Estos pasillos están iluminados por farolas en las que, antes de la masificación de la luz eléctrica, han de haberse gastado muchas velas. Llegamos a un hall distribuidor y allí vimos un Reloj Inglés totalmente construido en madera y, en un costado, una de las cruces que se usan en los Ejercicios.

Pronto llegamos al Patio de la Cocina. Éste tenía un acceso desde el exterior y se comunicaba con el sector del comedor a través de un torno que Mama Antula había mandado a construir para que la comida llegara caliente a la mesa de los ejercitantes. Era similar a los tornos que actualmente vemos en los conventos de clausura.

Este patio también tiene una historia particular. La señorita Margarita Sánchez se había enamorado de su primo Martín Thompson, relación que no era aceptada ni por la familia ni por las autoridades. Entonces, los padres de la joven decidieron dejarla en la Casa en carácter de depositada con la idea de que esto la hiciera olvidar de su romance.

El resultado fue el menos esperado por quienes se oponían a la relación. Este patio tenía un acceso desde el exterior que estaba dedicado a que pasaran los proveedores de alimentos y bebidas usados en la cocina de la Santa Casa. Atento a la oportunidad, el muchacho se hizo amigo del aguatero para ingresar y encontrarse con su prima. Convencidos de su amor, con el cambio de gobierno solicitaron permiso y fueron habilitados a casarse.

Andando un poco más pasamos por el comedor y llegamos al Patio de la Magnolia, en donde vimos otra de las cruces de los ejercitantes, esta vez realizada con troncos de palmera. Observando las paredes, pudimos entender el motivo por el cual la Casa aún sigue en pie. Si bien en aquel momento en Buenos Aires las construcciones usaban ladrillos de adobe, Mama Antula venía del norte del país y sabía que allá se usaban ladrillos cocidos. Al recibir la donación del terreno, propuso armar un horno para quemar ladrillos y sus colaboradores la ayudaron a concretarlo. El resistente material con el que se levantó el que hoy es uno de los edificios más antiguos de la capital porteña fue fabricado in situ.

Ese patio tiene acceso a la Capilla de los Ejercitantes, que era usada sólo por las personas que realizaban los Ejercicios Espirituales. Posee una única nave con un altar dedicado a la Virgen María que tiene también imágenes de San Juan y San Cayetano, segundo patrono de la casa. En los laterales hay estatuas de San Ignacio de Loyola, del Divino Salvador, de San José con el Niño y de María Antonia de San José.

Hay además un pulpito que usaban los sacerdotes para proclamar sus homilías. El mismo está adornado con signos de la pasión y resurrección de nuestro Señor tales como los clavos y martillo de la crucifixión, el sudario de la Verónica y figuras alusivas a los evangelistas.

Salimos por el lado opuesto al que ingresamos y nos encontramos con una galería de vidrios azules que son de origen francés. Como la fábrica que los produjo cerró, algunos han sido reemplazados por vidrios de otro color.

A continuación aparecimos en el Patio de la Cruz o Patio del Milagro. Éste tiene un aljibe en el medio que recolectaba agua de lluvia que servía para lavar pisos y platos, pero no para beber. Posee una gran cruz y unas campanas que eran usadas para marcar las liturgias de las horas.

La variante del nombre de este patio proviene de una anécdota. Cierto día, uno de los ejercitantes se violentó y parecía que nadie podía pararlo. Era tan agresivo que debieron llamar a la policía, cuyos oficiales tenían por costumbre reducir a golpes y, si era necesario, acabar con la vida de las personas inadaptadas. Ese ejercitante tenía un cuchillo y al llegar las autoridades Mama Antula se ofreció para calmarlo rodeada del escepticismo de los presentes. Pero ella, con su dulzura de Madre, logró serenar al hombre.

Por nuestra parte, atravesamos luego una galería y llegamos a las celdas de las beatas y los ejercitantes. La celda de María Antonia es una de las dos que se han transformado en un mini museo (dentro de otro museo) con reliquias personales de la beata. Entre otros elementos, se encuentra su famoso “Manuelito”.

Continuamos el recorrido y llegamos a la Capilla del Beaterio o Capilla Pequeña. Ésta tiene un Altar Mayor barroco dedicado al Sagrado Corazón y en los laterales hay imágenes de Santos Jesuitas como San Juan Nepomuceno y San Francisco Javier. Asimismo, hay una imagen de vestir del Señor de la Aspiración, muy querida y venerada por Mama Antula.

Fue en esa pequeña capilla en donde tuvimos el momento más emotivo de la visita: la hermana que nos había recibido nos regaló su testimonio de vida. Resultó que con 4 años de edad, ella había querido consagrarse como religiosa. Su madre le explicó que era muy pequeña para ello pero la envió a un Jardín de Infantes administrado por las herederas de Mama Antula, las “Hijas del Divino Salvador”. Al cumplir 11 años, seguía con su deseo de consagrarse y lo hizo con el beneplácito de su familia.

La hermana nos contó que Mama Antula no llegó a ver su Santa Casa terminada pero sí ideó cada detalle y dejó los planos pensando en la comodidad de los ejercitantes. Cerró su testimonio diciendo que «Mama Antonia era un sol porque iluminaba a todos» y recordó el lema de la beata: «Llegar hasta donde Dios no sea conocido para hacerlo conocer».

Después pasamos al Patio de la Begonia, donde está la Santería, para cerrar nuestra visita con la Santa Misa en la Capilla del Beaterio.

La principal enseñanza que nos llevamos de la Casa es que, como laicos, debemos hacer nuestro camino de Santidad. Estamos invitados a seguir el ejemplo de María Antonia y santificar las tareas diarias y evangelizar con ejemplo y paciencia.

Mamá Antula hizo casi toda su obra peregrinando por el país. Había sido tan mal recibida en Buenos Aires y tan bien acogida en la Basílica de la Piedad que pidió que el último fuera el lugar de su descanso eterno. La solicitud fue cumplida y hoy allí hay además una imagen de mármol de la beata que es bellísima. La memoria de la santiagueña es honrada el 7 de cada mes con una misa, ya que murió en la Santa Casa el 7 de Marzo de 1779.

Tips de Viajero

  • La Santa Casa de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola organiza visitas guiadas cada primer Domingo de Mes a las 16.00hs.
  • Desde Marzo hasta Diciembre, cada primer sábado de mes se celebran en la Casa los Ejercicios de forma gratuita.
  • El Santo Cura Brochero realizó Ejercicios en esta Casa.
  • La dirección de la Casa es Avenida Independencia 1190 y la de la Basílica de la Piedad, Bartolomé Mitre 1523.
  • Un paseo ideal podría combinar:
    • Mercado de San Telmo.
    • Iglesia de Nuestra Señor de Belén (San Pedro Telmo).
    • Santa Casa de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
    • Basílica de la Piedad.

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2 comentarios

Sil mayo 10, 2019 - 12:55 pm

Gracias por compartir esta experiencia tan Rica y llena de espiritualidad de Mama Antula. Cuanta gracia de Dios para este suelo argentino. MUCHAS GRACIAS

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Elena Piquet julio 27, 2019 - 6:21 pm

La venero y creo que ella camina en la casa???&yo la escuche con su cruz como baston ? Yo fui pupila y me conoce

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