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Iglesia de San Pedro, en Lima

por Horacio Espinosa

Este templo tiene bastante fama entre los limeños por la gran cantidad de reliquias que hay en sus altares. Es un importante centro de espiritualidad al que peregrinan diariamente decenas de personas en búsqueda de un espacio para la reflexión y el enriquecimiento de su fe. 

La iglesia de San Pedro comenzó a edificarse en 1568 por iniciativa de la Compañía de Jesús. En un principio se llamó Colegio Máximo de San Pablo y fue la casa matriz de la Orden. Con el tiempo, se fueron realizando reformas que dieron lugar a tres versiones diferentes del templo.

El espacioso edificio de tres naves que existe hoy en día fue construido entre 1634 y 1636. Es el resultado de una hábil adaptación de los planos de la iglesia del Gesú de Roma. Su formato corresponde al que adoptaron en esa época otras parroquias de Lima. A diferencia de las tradicionales iglesias romanas que consisten en una gran nave y capillas laterales cerradas, en ésta el área central es estrecha y las capillas laterales se comunican entre sí por medio de arcos. Las naves adyacentes sirven para el desplazamiento de cortejos procesionales u otras ceremonias litúrgicas.

Inicialmente, a esta iglesia asistían los españoles que estaban viviendo en la ciudad y decenas de indios que se congregaban en su gran atrio de tierra. El primer templo fue tan modesto que los vecinos tuvieron que llevar lienzos y retablos para embellecer sus muros, sedas para los ornamentos y piezas de plata para la sacristía. El objetivo era que el Santísimo se pudiera exponer con decencia (se entendía que el entorno lujoso agradaba a Dios porque permitía hacerse una idea de la magnificencia divina).

En 1638, con asistencia del virrey Conde de Chinchón y 160 religiosos jesuitas, el obispo Villareal bendijo la campana mayor del templo bautizándola con el nombre de Agustina. Esta campana es la popular «Abuelita», la más antigua del Perú y se dice que dobló en los entierros de Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres.

En tiempos de conflicto, por otra parte, este edificio religioso fue un punto de referencia importante. La Compañía de Jesús, que había sido expulsada de América en 1772 por orden del rey de España y retornó en 1871, colaboró decididamente en la Guerra del Pacífico. Muestra de ello es que el Mariscal Cáceres fue disfrazado de sacerdote y escondido en esta iglesia cuando era perseguido por los chilenos. Además, en el lugar en donde actualmente está el vestíbulo funcionaba la Universidad que se convirtió en hospital durante la guerra con Chile.

El templo

No es difícil quedar deslumbrado ante la majestuosa fachada de esta iglesia. Está labrada en piedra, tiene tres portones y tres ventanas que sirven tanto a la proporción como a la claridad. Posee dos torres y una de ellas tiene siete campanas.

De las tres puertas normalmente se abre la principal, las otras dos se suelen abrir en Semana Santa u otras circunstancias de importancia religiosa. Las puertas poseen marcos de piedra y en el centro está el escudo de la orden. En lo alto, hay una hornacina con la imagen de San Pedro.

Por dentro el templo tiene aproximadamente 67 metros de largo y 35 metros de ancho y posee 10 capillas. De ellas, hay cinco por banda que se comunican por hermosos arcos y generan una suerte de nave adicional a cada lado. Los altares son dorados, a excepción del de San Ignacio y el de las Reliquias, ambos íntegros de madera.

Sin comprender demasiado de arquitectura se ven muchos estilos mezclados en este templo: barroco, renacentista y el conocido en esta ciudad, churrigueresco.

Una de las capilla que se destaca es la de la Penitenciaría, que con sus tres naves armoniosamente diseñadas, se levanta sobre los cimientos de lo que fue la segunda iglesia. Tiene acceso por la puerta principal, por supuesto, pero su entrada históricamente fue por la portería. Esta iglesia estaba destinada, justamente, a ejercicios de Penitencia. Por lo general, sólo se permitía el ingreso de varones. Allí celebraban sus reuniones las diversas congregaciones establecidas en San Pedro, como la famosa Escuela de Cristo del Padre Alonso Messio Bedoya, la congregación de estudiantes de la facultad y la de los mozos, mercaderes y oficiales de la artesanía.

Otra capilla para mencionar es la de la «O». La Congregación Mariana de Nuestra Señora de la Expectación del Parto, conocida como Nuestra Señora de la O, originalmente tenía sus reuniones en la segunda Iglesia. Con el paso de los años, siendo director de esta agrupación el Padre Juan de Córdova, los feligreses que se reunían decidieron construir su propia capilla.

En cuanto al Altar de las reliquias, en verdad uno no se da cuenta de la importancia del lugar hasta que presta real atención de lo que allí hay. Está todo oculto en cajones pero muchísima gente se acerca para orar frente a ellos.

Averiguando un poco más me informaron que el sitio está lleno de reliquias, entre las que se encuentran:
• Dos Lignum Crucis (restos de la Cruz del calvario).
• Un Cristo de marfil, obsequiado por el Papa San Pío V a don Juan de Austria, quien lo tuvo en sus manos en la batalla de Lepanto.
• Una espina de la Corona de Nuestro Señor Jesucristo cedida por el padre Francisco de Toledo, más tarde cardenal al Procurador, Baltazar Piñas.
• Un hueso de la canilla del Apóstol San Pablo y un anillo de la cadena con la que fue atado en prisión, habían pertenecido a la Capilla Privada del Papa.
• Un hueso de la cabeza del Apóstol San Mateo y otro de San Jerónimo, enviados por el padre Hernando Solier S.J. que pertenecieron a la capilla Privada del Papa.
• Reliquias de los Apóstoles San Simón y San Matías. Además de San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Ignacio de Antioquía, San Lorenzo y el Papa Calixto, todos Mártires.
• Una carta de San Ignacio de Loyola y un poco de polvo de su cuerpo.
• Huesos de Santo Toribio de Mogrovejo, Santa Rosa de Lima y San Francisco Solano.

Por otro lado, la iglesia de San Pedro ha sido declarada Santuario Arquidiocesano del Sagrado Corazón de Jesús. Desde 1878 se lleva a cabo la Procesión del Sagrado Corazón de Jesús el último domingo de cada junio. La actividad forma parte de la celebración del mes del Corazón de Jesús que se hace en la parroquia.

La Visita

Llegué temprano al templo pensado que abrían a las 16.00. No sabía que dado que estaban trabajando en el atrio, la apertura se atrasaba una hora. Entonces me senté en la plazoleta que está enfrente de la iglesia y comencé a leer un poco sobre la historia del lugar.

En seguida me di cuenta de que esta plazoleta no era un sitio más. En otros tiempos, la gente solía dejar allí sus carretas antes de las ceremonias y entierros que se llevaban a cabo en el cementerio parroquial.

Fui el primero en ingresar esa tarde, por lo que pude ver el templo con un resplandor absoluto, desde las oscuras paredes iniciales hasta el esplendor de las mismas una vez encendidas todas las luces.

Pude recorrer cada una de las capillas y, a pesar de que estaba buscando la de las reliquias, no la encontré. Me senté a hablar con el Señor en un costado, cerca de la salida de la iglesia, y veía cómo iban ingresando al templo las personas. De inmediato noté que muchas se dirigían a un altar que no parecía nada especial desde afuera. Era muy lindo, claro, pero a simple vista parecía ser igual a los demás. Entonces, ¿que había allí?

Decidí preguntarle a uno de los feligreses y él me indicó que allí estaba San Martín de Porres. Más tarde escuche que otra persona decía que estaba el apóstol San Matías; otra que decía que estaba Santa Rosa de Lima. Entonces recordé lo que había leído y comprendí que ese era el Altar de las Reliquias.

Me quedé un rato en silencio, orando, agradeciendo y luego salí del templo con la sensación de que muchos de esos Santos habían escuchado mi rezo.

Tips de Viajero

  • La iglesia está situada en el cruce de la cuarta cuadra del Jirón Azángaro (Calle del Gato) y la cuarta cuadra del Jirón Ucayali. Queda a tres cuadras de la Plaza de Armas de Lima.
  • El horario de apertura es de 10:00 a 12:00 y de 16:00 a 19:00.
  • Presten atención a la plazoleta que está frente al templo, aunque pase desapercibido para muchos, es un sitio lleno de historia.
  • Guarden un tiempo para quedarse en la O y hacer una oración a María.
  • Admiren desde el corazón al Altar de las reliquias.
  • Busquen la cruz usada durante la evangelización por los padres Jesuitas.

 

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