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Juan 20,1-2.11-18

por Pbro. Luis A. Zazano
Juan 20,1-2.11-18

Evangelio según San Juan 20,1-2.11-18.

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».
Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'».
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

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Ser testigos.

1) Oscuro: En María Magdalena vemos a esa mujer sin esperanza. Solo ese amor la mantiene en el caminar, en el cuidado, en el ir. Vos y yo podemos ser esa María Magdalena. En donde solo te mantiene una rutina o un estilo de vivir pero sin esperanza; donde el bajoneo te toma porque otros te arrebatan las cosas de la vida. En ella podés encontrar a esas personas que no se sienten plenos porque otros le mataron su objetivo de vida, su sentido de vivir. Cuántas Marías Magdalenas hay hoy así, en donde otros le mataron sus sueños e iluisones, siguen caminando en la vida pero sin ese toque de alegría y de ganas de vivir.

2) ¡María!: En ese reconocimiento de vos habla mucho y nos muestra todo. Porque cuando alguien ama, se fija hasta en los mas mínimos detalles; hoy volvé a mirar los detalles mínimos en tu vida. Ese saludar a tu esposa o a tu esposo; el detalle de preparar tu misa, mira detalles en relación a quien amas.

3) Anuncia: Después de esta experiencia se va a anunciar. Porque es así el camino del discípulo, no hay una terciaria para ser discípulo de Cristo, ni curso a distancia. Ser discípulo de Jesús es a través de una experiencia viva y un encuentro íntimo con El Resucitado. Es anunciar una experiencia de vida y no un anuncio de manual.

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Un año con Jesús

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