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«Marta: Una sola cosa es necesaria»

por Card. Rubén Salazar Gómez
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Hoy nos encontramos en el Evangelio de San Lucas, que el Señor Jesús en su viaje de Jerusalén se aloja en casa de unos Amigos, tiene hoy esa palabra un mensaje muy importante para nosotros, escuchemos:

Del santo Evangelio según SAN LUCAS 10, 38-42

Cuando iban de camino hacia Jerusalén, llegó el Señor a un pueblo,  y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. 
Tenía ella una hermana llamada María. 
María se sentó a los pies del Señor a escuchar su enseñanza. 
Marta, en cambio, andaba ocupada en el trajín del servicio, hasta que se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, fíjate que mi hermana me dejó sirviendo sola. Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió:«Marta, Marta, tú te afanas y preocupas por demasiadas cosas, cuando solo una es necesaria. 
María escogió la mejor parte, y nadie se la quitará.» 

Palabra del Señor.

Transcripción de La Voz del Pastor del 21 de julio de 2019

El Señor entra a casa de Marta y María, tenemos las dos hermanas, la una se sienta a los pies del Señor Jesús en una actitud de acogida, para escucharlo, la otra en cambio se afana por todo lo que significa servir, por todo lo que significa atender al Señor.

 Yo pienso que mirando a las dos hermanas nosotros podemos concluir varias cosas importantes, la primera: es acoger al Señor Jesús así como Martha y María lo acogieron en su casa, qué bueno que cada uno de nosotros al descubrir a Cristo nuestro Señor y el viene a nosotros permanentemente en la persona, de las personas con los que vivimos nosotros en nuestra propia casa con los compañeros de trabajo, con los compañeros en la calle, en cualquier parte, él está presente, ahí en medio de todos ellos qué bueno que al descubrirlo nosotros seamos capaces de acoger acoger al Señor Jesús, que él es la manifestación clara del amor misericordioso de Dios, él es el rostro de la misericordia de Dios ,qué bueno que le abriéramos plenamente nuestro corazón para acogerlo en nuestra vida.

 Pero hay una cosa sumamente importante que es la que hace María, María se dedica a escuchar la palabra del Señor, acoger al Señor significa también y en primer lugar escuchar la palabra del Señor, el Señor nos regala su palabra de mil maneras diferentes, especialmente en la eucaristía cuando nos encontramos todos juntos reunidos y en primer lugar se proclama la palabra de Dios.

 Qué bueno que cada domingo por ejemplo nosotros escucharemos esa palabra y la mantuviéramos, la conservamos en nuestro corazón a lo largo de toda la semana para que pudiéramos hacer que esa palabra se haga vida en nuestra existencia de todos, los días que esa palabra ilumine permanentemente nuestra existencia y nos dé luz y fuerza para seguir viviendo hay que escuchar la palabra de Dios, hay que abrir los evangelios especialmente los tenemos en la casa ojalá los tengamos todos en la casa la biblia, pero especialmente los Evangelios y los leamos, porque allí nos encontramos de una manera muy concreta, muy clara con la persona de Cristo nuestro Señor que nos escuchemos la palabra del Señor.

 Pero también está el aspecto de marta marta se afanaba y viene en nuestra vida de todos los días, nosotros pueden ustedes pensar y lógicamente es así, pues que no tenemos tiempos para sentarnos todo el día de escuchar la palabra de Dios tenemos que trabajar, tenemos que cuidar el hogar, tenemos tantas cosas que hacer nuestra vida está llena de preocupaciones, de trabajos, de tareas, pero lo importante es que en medio de ese afán, en medio de esa lucha de todos los días, en medio de esa tarea permanente que tenemos nosotros, seamos capaces de escuchar al Señor, que no nos afanemos tanto que no pongamos tanto, tantas, tantas preocupaciones las cosas de este mundo sino que siempre logremos tener en primer lugar la capacidad de escuchar la palabra para acoger al Señor Jesús en nuestra vida.

 Qué bueno que lo hagamos, porque de esa manera nuestra vida adquiere como una consistencia como una se hace íntegra no son cosas como como sueltas, como disparatadas, de tal manera que nuestra vida permanentemente como de lucha en lucha, de tarea en tarea, pero todo como disperso como sin sentido, no, la palabra del Señor que nos permite acoger al Señor Jesús de nuestra vida, nos hace darle una unidad a nuestra existencia, nos permite hacer que todo lo que tenemos que hacer, dolores, alegrías, luchas, y logros todo todo lo que constituye nuestra vida, se unifique y tenga verdadero sentido.

 Pidamos al Señor que él hoy nos enseñe el camino para acogerlo plenamente, para escuchar su palabra, para darle unidad a nuestra existencia, y que de esa manera podamos ser felices qué es lo que él quiere de nosotros.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, Amén.

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