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El Papa Francisco viaja a Tailandia y Japón en noviembre

por Vatican News

Del 19 al 26 de noviembre, el Pontífice hará un viaje apostólico a los dos países asiáticos, por invitación de las autoridades locales y de los obispos. Será el segundo Papa en visitar Tailandia y Japón, después de Juan Pablo II. Además, el Papa lanza un evento mundial el 14 de mayo de 2020, que tendrá como tema «Reconstruir el pacto educativo global».

Tailandia y Japón esperan al Papa Francisco. Y pronto podrán recibirlo: el Pontífice, de hecho, partirá para los dos países el próximo 19 de noviembre. En el Reino de Tailandia, el Papa se detendrá del 20 al 23 de noviembre, luego se trasladará a Japón y visitará Tokio, Nagasaki e Hiroshima del 23 al 26 de noviembre. Sin embargo, el programa completo se anunciará más adelante.

Discípulos de Cristo, discípulos misioneros

El lema de la primera etapa del camino apostólico es «Discípulos de Cristo, discípulos misioneros», con referencia a un aniversario importante: en 2019, de hecho, el 350 aniversario del establecimiento del Vicariato Apostólico de Siam, erigido en 1669. Un acontecimiento también recordado por el logotipo preparado para la visita: Francisco aparece sonriendo y bendiciendo, mientras que debajo hay una barca diseñada, un símbolo de la evangelización, coronada por un árbol con tres velas, que recuerdan a la Trinidad. La barca está sostenida por una estilizada representación de la mano de la Virgen María. Finalmente, una cruz de oro exhorta a toda la Iglesia Católica Tailandesa a ser testigo de la Buena Nueva.

Asia, un continente vasto y multiforme

Se recuerdan así las palabras del Papa Francisco, contenidas en el mensaje enviado en enero de este año a la reunión celebrada en Bangkok entre los presidentes de las Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales de Asia y una delegación de la Congregación para la Doctrina de la Fe. «Están reunidos en Asia, un continente vasto y multiforme, marcado por la diversidad religiosa, lingüística y cultural -escribió el Pontífice-, para reafirmar nuestra responsabilidad común por la unidad y la integridad de la fe católica, así como para explorar nuevos medios y métodos de testimoniar el Evangelio en medio de los desafíos de nuestro mundo contemporáneo».

Protegiendo cada vida

El tema del viaje apostólico a Japón se centra más bien en la protección de la vida y la creación. «Proteger cada vida», con la «t» en forma de cruz, es de hecho el lema elegido para la visita, tomado de la «Oración cristiana con la creación» que concluye la encíclica de Francisco «Alabado sea el cuidado de la casa común». La exhortación es a respetar no sólo la dignidad de cada persona, sino también el medio ambiente, especialmente en un país como Japón donde la amenaza nuclear – leemos en la descripción del lema – «sigue siendo un problema persistente». Tres llamas de tres colores diferentes caracterizan el logotipo: una llama roja para recordar a los mártires, fundamento de la Iglesia en Japón; una llama azul para representar a la Bienaventurada María que abraza a toda la humanidad como hijos suyos, y una llama verde que recuerda tanto la naturaleza de Japón como la misión de proclamar el Evangelio de la esperanza. Un círculo rojo, como un sol, envuelve cada vida, simbolizando el amor. El Papa, representado de un modo azul estilizado, parece estar bendiciendo.

Papa Francisco: un nuevo pacto educativo para el cuidado de la creación

“Reconstruir el Pacto educativo global”: es el tema del evento mundial, previsto para el 14 de mayo 2020, promovido hoy por el Papa Francisco a través de un video mensaje, con el objetivo de “reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e incluyente, capaz de la escucha paciente, del diálogo constructivo y de la mutua comprensión”.

El Papa se dirige a quienes trabajan en el campo educativo y de la investigación y a las personalidades públicas que a nivel mundial ocupan cargos de responsabilidad y se preocupan por el futuro de las nuevas generaciones” instándolos a “promover juntos y a impulsar, a través de un pacto educativo común, aquellas dinámicas que dan sentido a la historia y la transforman de modo positivo”.

Construir el futuro del planeta

La renovada invitación del Pontífice es a que se dialogue sobre el modo “en que estamos construyendo el futuro del planeta” conscientes de que “cada cambio requiere un camino educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora”. “Hoy más que nunca, recuerda el Pontífice, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna”. Una alianza, explica Francisco, “entre los habitantes de la Tierra y la casa común, a la que debemos cuidado y respeto. Una alianza que suscite paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la familia humana, como también de diálogo entre las religiones”.

La aldea de la educación

Cada cambio, precisa el Santo Padre, necesita un camino educativo que involucre a todos. Para ello – agrega –  se requiere construir una “aldea de la educación” donde se comparta en la diversidad el compromiso por generar una red de relaciones humanas y abiertas” en un terreno que “debe estar saneado de la discriminación con la introducción de la fraternidad” afirma el Papa citando el Documento firmado con el Gran Imán de Al-Azhar, en Abu Dabi.

Tres pasos para recorrer el camino común

Para alcanzar estos objetivos globales, el Papa indica tres pasos importantes que se deben dar en el camino común de la “aldea de la educación”: en primer lugar “valentía de colocar a la persona en el centro”. Para esto se requiere firmar un pacto que anime los procesos educativos formales e informales, que no pueden ignorar que todo en el mundo está íntimamente conectado y que se necesita encontrar – a partir de una sana antropología – otros modos de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso”. Otro paso es la valentía de invertir las mejores energías con creatividad y responsabilidad. Y finalmente, tener la “valentía de formar personas disponibles que se pongan al servicio de la comunidad” porque “el servicio es un pilar de la cultura del encuentro”, y “como Jesús se inclinó a lavar los pies a los apóstoles”,  trabajar “al lado de los más necesitados”.

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