Tras 25 minutos de encierro, el Santo Padre fue rescatado por el Cuerpo de Bomberos del Vaticano. Y pudo rezar el Ángelus.
Con casi diez minutos de retraso, algo del todo inusual, apareció este mediodía el Santo Padre para el rezo del Ángelus. Lo hizo sonriendo y agradecido de los bomberos vaticanos que lo habían rescatado momentos antes del ascensor del Palacio Apostólico donde había quedado atrapado.
“Debo disculparme por el retraso, pero hubo un accidente: ¡Me quedé encerrado en el ascensor durante 25 minutos! Hubo una caída de voltaje y el ascensor se detuvo. Gracias a Dios que vino el Cuerpo de Bomberos – ¡muchas gracias! – y después de 25 minutos de trabajo consiguieron echarlo a andar”. Así, con cordialidad y buen humor, el Pontífice relató el percance vivido y pidió a los fieles reunidos dar un fuerte aplauso a sus rescatistas.
Los bomberos del Vaticano
Acuarelas y grabados datados alrededor de 1820 dan cuenta de que ya en esos tiempos los Estados Pontificios contaban con un equipo para combatir los incendios. Sin embargo, la tensión de la Segunda Guerra Mundial exigió la creación de una unidad coordinada, entrenada y dotada de medios eficaces para enfrentar emergencias tanto en la Ciudad del Vaticano como en las zonas extraterritoriales. Así, bajo el pontificado de Pío XII, en 1941 se constituyó el Núcleo del Cuerpo de Bomberos y se asentó definitivamente en el Patio del Belvedere. En 2002 se inició un proceso de reorganización para dotar de personal altamente cualificado al Cuerpo, así como de reestructuración de su cuartel.
Junto con combatir los incendios, el actual equipo de 30 bomberos del Vaticano desarrolla actividades de respuesta y prevención de emergencias para la protección de personas y bienes, incluido patrimonio histórico-artístico. Además, junto con miembros de la Gendarmería Vaticana realizan tareas de protección civil, como la intervención llevada a cabo en zonas afectadas por el terremoto de 2016 en el centro de Italia.
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