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Lucas 7,1-10.

por Pbro. Luis A. Zazano
Lucas-7,1-10

Evangelio según San Lucas 7,1-10.

Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho.
Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor.
Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «El merece que le hagas este favor,
porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga».
Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa;
por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: ‘Ve’, él va; y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘¡Tienes que hacer esto!’, él lo hace».
Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe».
Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

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La fe, sana.

1) Centurión: Es un hombre con cargo, pero es humano. Se compadece, sufre en el sufrimiento del otro, del hermano. Manda a pedir que traigan a Jesús para que lo sane. Ese Centurión tenés que ser vos, una persona que piensa en el otro, y cuanto más poder tengas con más razón tenés que acercarte a aquel que está a tu disposición. Todos somos iguales ante Dios, de eso no te olvides. Cuando veas a un hermano necesitado hacé lo posible por ayudar.

2) La humildad: Es reconocerte como sos ante Dios. Saber que a Él no le podés exigir nada sino más bien es asumir que Dios obra en vos porque quiere. No tengas miedo… la humildad es saber que sos nada ante Dios pero que con Él sos todo.

3) La fe: Hoy tenemos que tener fe, es la fe lo que cura y alivia. Vamos, seguí adelante, vos sos un soldado de Dios. El que cree no se tiene que dar por vencido nunca. ¡Vamos! que vos sabes que Dios todo lo transforma. Hoy tu fe va a sanarte, tu fe aliviará tu familia. Tu fe tiene que ser fuerte. Una palabra suya bastará para sanarte.

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Un año con Jesús

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1 comentario

Paula septiembre 16, 2019 - 6:58 am

Así sea!

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