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Hay que orar siempre, ¿Por qué?

por Card. Rubén Salazar Gómez
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El Señor en el Evangelio hoy por medio de dos parábolas, nos invita a orar sin desfallecer, es un mensaje sumamente importante, los invito a escucharlo con atención:

Del santo Evangelio según SAN LUCAS 18, 1-8

Para inculcar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desanimarse, les dijo el Señor esta parábola: 
«En una ciudad había un juez que no tenía temor a Dios ni respeto a los hombres. 
Había también allí una viuda, que iba a donde el juez a pedirle que la defendiera de un enemigo que tenía. 
Por mucho tiempo, el juez no quiso hacerle caso; pero al fin, aunque no tenía temor a Dios ni respeto a los hombres, dijo para sus adentros: ‘Es tanto lo que esta viuda me molesta, que vaya defenderla. 
Si no, de tanto venir a quejarse me va a desesperar’» 
Y añadió el Señor
“Esto es lo que dice un juez sin conciencia.
¿Y creen que Dios no saldrá en defensa  de sus escogidos cuando claman a él día y noche?
¿Creen que los dejará esperando?
Yo les digo: sin demora saldrá en defensa de ellos.
Pero cuando vengan el Hijo del hombre,
¿Encontrará en la tierra esa confianza?”

Palabra de Dios.

Transcripción de La Voz del Pastor del 20 de octubre del 2019

Hay que orar siempre, ¿Por qué? porque indudablemente las relaciones de las personas se realiza y se fortalece a través de la comunicación, y orar es comunicarnos con Dios, es explorar el diálogo con él es pedirle a él, que nos haya haga capaces de escuchar su voz, pedirle a él, que venga en nuestra ayuda que nos acompañe que nos guíe, que nos ilumine, que esté con nosotros ustedes dirán pero eso lo debe hacer él sin necesidad de que yo se lo pida de acuerdo, y él lo hace siempre, pero qué pasa que cuando nosotros lo pedimos, entonces nos hacemos conscientes de que lo necesitamos, si yo no lo pido no creo que lo necesite, en cambio si lo pido, estoy consciente de que lo necesito, y nosotros necesitamos a Dios en nuestra vida, la vida sin Dios se hace una vida árida, una vida sin sentido, una vida que con frecuencia lleva prácticamente a la desesperación, fíjense ustedes cuántos cuando han aumentado los , en los últimos años en los zapatea y en el mundo interno una vida hueca una vida vacía una vida sin sentido una vida en la cual fácilmente se cae en la desesperación.

 ¿Por qué? por qué no tenemos norte, no tenemos algo que él verdaderamente nos impulse a vivir, que nos impulse a superar las necesidades y dificultades, que nos impulse a darle sentido pleno a nuestra existencia, las familias se han desbaratado, ya no existe el amor fundamental de entre los esposos, el amor fiel duradero, ya no existe tampoco el amor entre padres e hijos, el amor se nos ha acabado.

 ¿Cuál es la raíz última de todos estos problemas? que hemos dejado a Dios por fuera, que hemos construido nuestra vida dándole la espalda al Señor y al construir la vida dándole la espalda al Señor pues no tenemos un punto de referencia fundamental un punto de referencia que verdaderamente nos ancle,  nos dé firmeza nos dé solidez, nos dé la capacidad de ir adelante a pesar de la tristeza, de la angustia, de las dificultades, de los problemas, de la enfermedad, de la muerte, entonces sólo en Dios podemos encontrar nosotros esa firmeza, esa solidez, esa estabilidad.

 En el salmo se nos dice el Señor es mi roca, mi fuerza, mi salvación, pues bien eso es lo que nosotros tenemos que tomar conciencia de que lo necesitamos y pedírselo al Señor, que el Señor venga a nosotros el Señor nos acompañe, nos ilumine, nos guíe, nos tome de la mano y nos lleve, que el Señor esté presente en nuestra vida y que esto signifique para nosotros adquirir unos valores fundamentales que sentido y solidez a nuestra existencia, pidamos el incansablemente al Señor pidamos en los todos los días.

La bendición de Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santo se sienta sobre ustedes y permanezca para siempre, Amen.

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