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Mateo 11,25-30

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 1125-30

Evangelio Según San Mateo 11,25-30.

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

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Le revelaste a los humildes.

1) Te alabo: Es agradecer a Dios por todo lo que nos hace ver de la vida. La vida misma la comprendemos de una manera distinta desde Él. Lo que cambia no es la vida, sino la mirada de la vida y de cómo vivir. Es alabar a Dios por cada día, por lo que tenemos y por lo que nos ayuda a vivir mejor.

2) A quien se lo revela: La característica de todo es la humildad, es allí donde se forja todo nuestro vivir y nuestra manera de llevar la vida. La humildad que es comprender que no está Dios en tantas grandezas sino en lo cotidiano de la vida, en lo sencillo. Es allí donde se comprende todo o en donde se forja todo.

3) Los sabios: La verdadera sabiduría corre en no leer tantos libros sino en leer la vida de cada uno y comprender qué es lo que Dios desea con nuestras vidas y nuestro modo de vivir. Entrega tu vida a Cristo y Cristo te mostrará la clave de la vida: la felicidad.

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