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Lucas 1,39-47

por Pbro. Luis A. Zazano
Lucas 1,39-47

Evangelio según San Lucas 1,39-47

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.»

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María, la Guadalupana.

1) Juan Dieguito: María no se aparece al cardenal, ni al obispo de México. Se le aparece a un tipo sencillo que todos los días se levantaba para ir a laburar, con un familiar enfermo, la remaba todos los días y hasta sentía que era parte de esa sociedad dividida, entre españoles y criollos. Ese Juan Dieguito capaz que sos vos, una persona laburante, con preocupaciones y una sociedad que le preocupaba.

Es entender que Dios busca los corazones sencillos y se muestra la obra de Dios en quien menos se lo imagina, cómo será que ni el obispo le creía. Esto nos tiene que llevar a valorar a toda persona que camina junto a nosotros, porque Dios obra en quien quiere y cuando quiere.

2) La ternura: Lo que más me mueve de esta devoción es la ternura con que trata María a Juan Diego, esa ternura que sana y da confianza. Hoy vivimos un tiempo de falta de ternura, nos hicimos muy duros como personas, como sociedad y hasta como Iglesia. Pregúntate y plantéate si hoy sos muy duro con los que te rodean, plantéate si hoy vos estás haciendo gestos de cariño con aquellos que saben que están con vos. María que nos ayude a ser más tiernos y cercanos.

3) El manto: María se presenta embarazada, en ella esta esa cosita pequeña que tiene un corazón que late fuerte, en ella está lo más grande del mundo, el mismo Dios. En ella está la mirada de ternura, y en sus pupilas el rostro de Juan Diego porque María te mira y para ella no serás alguien más, sos su hijo. En su rostro no está la piel de tinte español como en esa época, ella se mete en la cultura de su pueblo, porque ella camina a la par de tu vida y de mi vida, camina como uno más, pero es la que va consolando nuestro caminar. María es la que cuida de vos y de mí. ¡Viva María! ¡Viva México! ¡Viva Latinoamérica! ¡Viva un mundo con más ternura y menos odio!

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