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Marcos 2,1-12

por Pbro. Luis A. Zazano
Marcos-2,1-12

Evangelio según San Marcos 2,1-12.

Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa.
Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.
Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior:
«¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?»
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: «¿Qué están pensando?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate, toma tu camilla y camina’?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados
-dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual».


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Hay personas que te llevan a Jesús

1)Paralítico espiritual: Hoy podés ser vos ese paralítico espiritual que no siente nada a las cosas espirituales. No tiene interés por nada de las cosas de Dios, pero tampoco lo mueve nada de las cosas de su propia vida. Esta ahí… es como que deja que pase el tiempo, pero no toma decisiones, no se entusiasma por cosas a vivir y enfrentar, no tiene objetivos para lograr y no se esmera por algo. Ese paralítico que ve cómo pasa su vida…

2) La multitud: Hay personas que son obstáculos para encontrarte con Dios o la multitud de cosas que tenés que hacer en el día o en la semana, que no te permiten llegar a Jesús. Es esa agenda apretada que tenés, que no te permite sentarte dos minutitos para cerrar los ojos y hablar con Dios. Esa multitud de preocupaciones que no te dejan mirarte a vos con Dios, porque siempre estás manijeándote en la cabeza cosas que tenés que resolver.

3) El camino del perdón: Los muchachos lo ayudan. Hay personas que pueden ayudarte a encontrar a Jesús, a que puedas llegar a Jesús. No es una multitud, no son muchos, son algunos. Date cuenta de que hay gente buena a tu alrededor y gente que te quiere… aférrate a esas personas que te levantan y te llevan porque quieren tu bien, acéptalas aun cuando te duela cuando te corrigen o te dicen las cosas en la cara, pero lo hacen porque te quieren. Lucha contra tu propia soberbia, que muere tres días después de que te enterraron. ¡Ánimo! Que Dios te quiere más vivo que nunca…

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