Portada » 10 Minutos con Jesús. Hoy: Estado de alarma

10 Minutos con Jesús. Hoy: Estado de alarma

por 10 Minutos con Jesús
alarma -- estado - Dios

En estos tiempos difíciles, compartimos una de las meditaciones que difunde el equipo de 10 Minutos con Jesús. El equipo de 10 Minutos con Jesús está conformado por sacerdotes y laicos de EE.UU., México, Inglaterra, España, Colombia, Kenya, Filipinas, que hacen posible que miles de personas de todo el mundo pasen 10 minutos diarios de conversación con Jesús a través de WhatsApp, Spotify, Telegram, Instagram, YouTube, Ivoox, Podcast de Apple, Google Podcast.

Señor mío y Dios mío. Creo firmemente que estás aquí; que nos ves; que nos oyes. Creemos Dios nuestro que nos estás acompañando en este tiempo distinto que nos está tocando vivir. En  este estado de alarma que estamos viviendo en muchos países. Pero Señor, también creo que acompañas cada año, pues por ejemplo a otros países como Bangladesh; Camerún; Haití; Malawi; Mozambique; Nigeria; Sierra Leona; Somalia; Sudán del Sur, donde fallecen cada año cien mil personas por el cólera. También creo Dios mío que estás todos los años en el África  Subsahariana donde 350.000 personas fallecen anualmente de paludismo; o también en todos esos países donde son más habituales las intoxicaciones alimentarias y fallecen al año hasta cuatrocientos veinte mil personas. Señor, tú eres el Dios del universo. Tú nos acompañas y tú quieres padecer con nosotros el cólera. Quieres padecer con nosotros  el paludismo, las  intoxicaciones alimentarias y ahora, entre los países de occidente y de Asia y de todos los lugares donde está extendido el coronavirus, pues también quieres que nosotros en esta tribulación estemos contigo y tú con nosotros. Pues sufriendo este coronavirus que nos lleva a estar a muchos más encerrados en casa. Pues te queremos adorar y alabar también en estos diez minutos allá donde estemos. Y queremos ir de la mano de la Virgen. Y claro que un día como hoy, especialmente de la mano de San José. Conviérteme y me convertiré.

Felicidades Don José y Doña Josefa

Muchas  felicidades a todos los José y muchas felicidades a las Josefas y a todas las variantes que haya del nombre, que no sé cuáles son. También muchas felicidades a ti si eres padre de familia. Que San José nos acompaña en el día de hoy. Vamos a hacer la oración acordándonos mucho de él, lógicamente. Pensaba que a San José le tocó vivir en un estado de alarma casi de continuo. Fíjate cómo empieza todo. Viendo a su mujer embarazada sin él tener parte en ello. Sin tener conocimiento de lo que estaba sucediendo ahí. Lógicamente José  tú te alarmaste. Algo tuvo que pasar. O vemos a José con la Virgen María a  punto de dar a luz, puesto a  organizar un viaje para inscribirse en el registro en Belén. Y cuando están instalados en Belén, pues la matanza de los inocentes, a huir a Egipto, otra vez en estado de alarma. Para San José no hubo tranquilidad. Le tocó vivir unos años en un país extranjero como Egipto, de lo cual no sabemos nada. Pero enseguida vuelta otra vez para vivir en Belén. Pero resulta que estaba ahí Arquelao y en sueños también el ángel le dice: “Mira, vete a otro sitio”.

Estado de alarma sin miedo

El alarmismo acompañó a San José. Sin embargo lo que observamos es que San José no tenía miedo. Es decir el estado de alarma eran las circunstancias exteriores. Pero en ningún momento vemos que San José permite que el miedo, que la alarma penetre en su corazón. Es un varón justo, piadoso. Es un hombre que está en las cosas de Dios. Señor, danos a cada uno esa  serenidad, esa tranquilidad, esa visión sobrenatural de San José. Enséñanos a ver todo de tejas arriba, no de tejas abajo. No permitas Señor que se nos meta el miedo en el cuerpo. Sí, nosotros estamos dispuestos a vivir lo que venga; pero no estamos dispuestos a  dejarnos llevar por el miedo. Hace poco, unos 10 minutos con Jesús -quizás lo escuchaste- nos dijeron que había 365 referencias al miedo en la Biblia, una para cada día del año. Entonces a mí me llamó la atención. Nunca había oído eso que nos dijo el sacerdote. He buscado y efectivamente son 365. Es una especie de trending topic en la Biblia las referencias al miedo.

“No temas, yo estoy contigo”

Te voy a dar unas cuantas que he elegido, a ver si la palabra de Dios permite sacarnos el miedo y la alarma del cuerpo, si es que la tenemos. Para vivir este día como San José, con serenidad, con visión sobrenatural, pensando de tejas arriba no de tejas abajo. “Así que no temas porque yo estoy contigo. No te angusties porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré. Te sostendré con mi diestra victoriosa”. Cuando siento miedo pongo en ti mi confianza”.  Esto dice el profeta Isaías en los salmos. Hay muchas referencias en los salmos al miedo. O en el libro de Josué: «Ya te lo he ordenado. Sé fuerte y valiente. No tengas miedo, no te desanimes, porque el Señor tu Dios te acompañará  Dios que sostiene tu mano derecha. Yo soy quien te dice no temas. Yo te ayudaré”. Si te han parecido muchas citas, pues todavía no hemos llegado ni a la mitad de los que te voy a decir. También de los salmos: “El señor está conmigo y no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer un simple mortal? También de los salmos, el salmo 23: “Si voy por valles tenebrosos no temo peligro alguno,  porque tú estás a mi lado. Tu vara de pastor me reconforta”. O de San Pedro en la primera carta: “Depositada en él toda ansiedad porque él cuida de vosotros. El señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida. ¿Quién podrá amedrentarme? De los salmos, Ésta es del salmo 34: “Busqué al Señor y él me respondió, me libró de todos mis temores”.

Dios la tiene clara

¡Qué sabiduría la palabra de Dios que sabe qué es lo que necesitamos!  Que sabe que nuestro corazón tiene miedo y el miedo es algo que quiere inyectar Satanás en nuestra alma para que haya frío dentro. Para que Dios desaparezca. Para que no le abramos la puerta Señor. Yo te abro la puerta de mi corazón. “No se angustien”. Así dices tú Jesús. Confías en Dios y confías también en mí. “No tengáis miedo”. Son llamadas a la serenidad. Tú y yo durante estos días y el tiempo que dure, vamos a estar de la mano de Dios. Podemos decir esto: “Seguro que va a salir bien y enseguida volvemos a la normalidad”. Esto es lo que nos gustaría decir. Lo que me gustaría poder anunciar: ¿Pero esto quién lo puede anunciar si nosotros no somos dioses del mundo? Nosotros somos vulnerables. Dios es Dios. Nosotros somos siervos. “No tengáis miedo”,  esto también nos lo dice Jesús. “No tengáis miedo a los que pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el alma”. Temed al que puede destruir el alma y el cuerpo. Hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados”. Así que basta ya de tener miedo. También con San Juan. Cuando los discípulos vieron a Jesús que caminaba  hacia ellos sobre el agua y que pensaban que era un fantasma. Él les dijo “Soy yo, no temáis”. Y esta pandemia que se nos acerca y que la podemos ver también nosotros como un fantasma que no se está rodeando, pues a lo mejor de ese fantasma nos tiene que llegar esa voz y nosotros tenemos que saber escuchar lo que nos dice hoy. “Soy yo, no temas”. Es una de las frases que más se repiten en el evangelio. “No tengáis miedo; no tengáis miedo”. Fíjate lo que le decía nuestra Señora de Guadalupe al indio Juan Diego en una de las  apariciones: “Oye, y tenga entendido hijo mío, el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige: No se turbe tu corazón no temas esa enfermedad ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más necesitas? Que no te inquiete otra cosa. Que no te aflijas la enfermedad”.

De y en la mano de Dios

Nos encomendamos muy especialmente ahora mismo a San José para que este estado de alarma no penetre en nuestros corazones. San José, regalamos tu serenidad. Regalamos tu visión sobrenatural. Que todos sepamos de mirar en este tiempo de tejas arriba y que sepamos hacer para que haya paz en nuestras familias como en la tuya. Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía inmaculada, San José, mi  padre y señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.

 

Artículos relacionados

Deja un comentario