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Te Alabamos Señor. Hoy: Salmo 5

por Editor mdc
Los Salmos

Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales, que culminará cuando publiquemos el Salmo 150.

Hoy compartimos con ustedes el Salmo 5

 

SALMO 5 (versículos 1-13)

1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo de David.

2 Señor, escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos;

3 oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,

porque te estoy suplicando.

4 Señor, de madrugada ya escuchas mi voz:

por la mañana te expongo mi causa

y espero tu respuesta.

5 Tú no eres un Dios que ama la maldad;

ningún impío será tu huésped,

6 ni los orgullosos podrán resistir

delante de tu mirada.

Tú detestas a los que hacen el mal

7 y destruyes a los mentirosos.

¡Al hombre sanguinario y traicionero

lo abomina el Señor!

8 Pero yo, por tu inmensa bondad,

llego hasta tu Casa,

y me postro ante tu santo Templo

con profundo temor.

9 Guíame, Señor, por tu justicia,

porque tengo muchos enemigos:

ábreme un camino llano.

10 En su boca no hay sinceridad,

su corazón es perverso;

su garganta es un sepulcro abierto,

aunque adulan con la lengua.

11 Castígalos, Señor, como culpables,

que fracasen sus intrigas;

expúlsalos por sus muchos crímenes,

porque se han rebelado contra ti.

12 Así se alegrarán los que en ti se refugian

y siempre cantarán jubilosos;

tú proteges a los que aman tu Nombre,

y ellos se llenarán de gozo.

13 Porque tú, Señor, bendices al justo,

como un escudo lo cubre tu favor.

Fuente: El Libro del Pueblo de Dios. 

Voz: Flavia Zazano /Música: Juanjo Cabrera (Spotify)/ Juanjo Cabrera (canal de Youtube)

Comentario del Salmo 5

Salmo de súplica individual, con elementos de confianza. Su estructura resulta variada y compleja: invocación inicial (2-4), rechazo de Dios hacia los pecadores (5-7), actitud religiosa del salmista (8), súplica contra los enemigos (9-11), bendición para los fieles (12-13). El salmista se presenta como inocente injustamente acusado. Su plegaria brota de la confianza en la ayuda divina y de su profundo conocimiento de Dios, que no ama la maldad, ni acoge a los malvados en su morada. Las insidias enemigas son tipificadas como delitos de la lengua: calumnias y mentiras. La súplica final solicita el castigo de los adversarios y la bendición, para los fieles. Dios bendice y protege a los justos y hace que su alegría sea eterna. Jesucristo amplia el horizonte del salmo,a l recomendar la oración por los enemigos (Mt 5, 44-45) a imitación de Dios, que se preocupa de ellos como un padre solícito.

Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española.

 

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