Evangelio según San Mateo 5,43-48
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Cada vez que visitas nuestros anunciantes estas ayudando
a Misioneros
Amigos-enemigos.
1) Amar: este amor que Jesús plantea en la lectura no refiere a un amor apasionado o un amor propiamente afectivo. Refiere al amor caritativo, ese “hacer sin mirar a quién” o el hacer las cosas por amor a Dios.
2) Los paisas: y no me refiero a los de Medellín (Colombia), sino más bien a esto que estaba muy metido en la cultura judía y que era eso de solo ayudar a los paisanos o a los amigos y, por ende, los de otro lugar o enemigos no eran considerados. No hay nada mejor que ayudar y dar una mano a quien lo necesite, ya sea o no sea de tu región o de tu religión. Nosotros no somos racistas ni tampoco personas que buscan sacar tajada de una ayuda. No podemos andar por el mundo diciendo «te ayudo, pero me debes unita».
3) Amigos-enemigos: en la vida no podemos ir haciendo todo entre amigos y enemigos. No podés andar diciendo con este sí y con este no. Hoy más que nunca debes forjar el espíritu de generosidad. Que María te ayude a ser siempre servicial con todos, como lo fue ella. Te dejo la propuesta que investigues sobre santa Bakhita, esa mujer vivió en el amor de Dios, googleala o investigala. Te ayudará.
2 comentarios
Dios los bendiga
Meditación de P. Enrique: Buscar a Jesús vivo y presente en mi vida, conocerlo y vivirlo es para mí la única forma de superar las dificultades que surgen de estar todavía revestido por una humanidad débil y frágil. Esta humanidad debe ser enfrentada todos los días para no dividir y separar a los hermanos y hermanas en buenos y malos, en capaces e ignorantes, en fieles e infieles porque solo con el amor de Jesús y con Él en el corazón es posible amar como si nos amara Él mismo a todos y completamente. Es el diablo quien nos separa y quien quiere dividir a la humanidad de Dios Padre y entre nosotros poniendo ciertas categorías diferentes en nuestra cabeza y nosotros como tontos caemos en la trampa de mirar no con ojos de amor sino con juicio a nuestro alrededor. Si realmente entendiéramos lo que la Eucaristía representa para nuestra vida, nos pelearíamos para entrar donde un sacerdote realiza el milagro más grande todos los días: el pan y el vino en el altar son el cuerpo y la sangre de Cristo. Cualquiera que no vea esto y vea solo algo más interesante y existencial todavía está ciego porque en él no hay amor por Jesús, sino por sí mismo.