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Meditación del 27 de Junio

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 8, 5-17

Evangelio según San Mateo 8,5-17.

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole»:
«Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente».
Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo».
Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: ‘Ve’, él va, y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘Tienes que hacer esto’, él lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos».
en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes».
Y Jesús dijo al centurión: «Ve, y que suceda como has creído». Y el sirviente se curó en ese mismo momento.
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre.
Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos,
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.

Cada vez que visitas nuestros anunciantes estas ayudando
a Misioneros

Sanarme.

1) Centurión: es un hombre que ruega por alguien. No va a pedir por él, sino más bien pide por su sirviente. Es esto lo que estamos apuntalados: a tener un corazón generoso en donde te des cuenta de que no todo el mundo gira alrededor tuyo. Hay veces que te centras tanto en vos que aprisionas a los que te rodean. Fíjate si hoy, a los que están alrededor tuyo, no los dejas que sean.

2) La suegra: es una mujer que estaba perdida y con malestar. Es Jesús quien va. Hoy tenemos que pensar en la gente que nos necesita y no vamos. Hoy vos sabes que hay gente que te necesita a vos, pero ¿por qué estás esperando que venga? Anda vos. Salí de tu cascarón y anímate a ir a ver a esa persona que te necesita. Y si me decís que nadie te necesita, entonces te pediré que saques un poco tus ojos del espejo en el que te miras todo el tiempo.

3) Enfermos: hoy muchos están golpeados y enfermos, pero no por el coronavirus sino por los miedos y las tensiones. Le pedimos a María que nos consuele y fortalezca para seguir.

Un año con Jesus

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3 comentarios

ana alvarellos junio 27, 2020 - 9:34 am

Necesito todos los días, en cada hora, a cada minuto, creer en el amor de Dios y vivirlo con mi pobre vida y mi humanidad, que no siempre está de acuerdo con mi corazón y con lo que creo. ¿Podemos decir creo ergo amo? ¡…Yo diría que no! ¿Puedo decir amo ergo creo? ¡Tal vez no! Pero ciertamente se puede vivir el creer con el amor y realizar lo que Jesús hizo amando tanto al centurión como a su siervo. El amor de Jesús por nosotros alcanza ciertas alturas y ciertas cimas, que podría incluso no ser comprensible a nuestra mirada, si no nos deshacemos de los esquemas que nos tranquilizan con frases convencionales. Hay que subir con el corazón sin darse vuelta para mirar o medir nada, hay que deshacerse de la necesidad de gustarnos y sentirnos, sino vivir en la fe todo lo que nos ha regalado el Señor.

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Graciela Sventurati junio 27, 2020 - 10:37 am

Buenos días!! Muchas gracias por estas hermosas meditaciones diarias del pdre. Luis Zazano. Pero ultimamente no me llegan a mi correo, si es posible agradecería que me la enviaran como siempre. Muchas gracias.

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Marisa Peruzzetto de Caputo junio 27, 2020 - 11:33 am

Buen día Padre Luis, soy Marisa de Olavarría y ya somos muchos en esta ciudad de la Pcia. de Bs. As. que nos llega el Evangelio y su meditación, demás está decirle con cuanta devoción y respeto pasó a ser parte de nosotros cada día, agradezco a Dios por esto y por su vida tan dedicada a transmitir el Evangelio. Mis saludos.

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