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La Capilla Flotante del Delta del Paraná – Argentina

por Horacio Espinosa
Iglesia flotante

Esta es una bitácora única ya que no incluye visita, pero conversando con una persona que conoció este templo en el Delta del Paraná, me pareció una historia muy interesante para dar a conocer.

El “edén a las puertas de Buenos Aires”, el interminable Delta del río Paraná, uno de los más extensos del mundo, refugia en sus incontables islas mucho más que a una fauna y flora típica de la mesopotamia argentina. Aunque más pobladas hacia la desembocadura del Río de la Plata, habitan sus kilómetros de islas miles de personas, en muchos casos aisladas durante gran parte del año del continente y conectadas entre sí por barcas en algunos casos modernas y en otros bien rudimentarias.

Estas almas pedían ser evangelizadas. Y así fue que en las aguas del Delta del Paraná navegó una iglesia flotante considerada en la época como única en el mundo. Esta es una bitácora única ya que no incluye visita, pero conversando con una persona que conoció este templo me pareció una historia muy interesante para dar a conocer.

Delta del Paraná

Historia 

En 1924 Rómulo Ayerz, junto a Luis Dodero, administrador de la Compañía de Navegación Nicolás Mihanovich, en agradecimiento por haberse curado de una grave enfermedad, compró y entregó al padre Isola una lancha para poder llegar a todas las islas del Delta del río Paraná para un fin evangelizador. Al recibir esta gran ayuda, el padre Isola comenzó a expandir su misión por las islas del Delta. El padre jesuita Luis Isola oficiaba desde 1911 como párroco en la capilla Nuestra Señora del Rosario (Patrona del Delta). Aquí podríamos ver una Diosidencia ya que la palabra “ISOLA” en idioma italiano significa “ISLA”, que fue donde el padre realizó su misión. Ese mismo año (1924) se hizo la procesión en barco por primera vez. Así comenzaron los viajes de misión, que a veces se alargaban hasta un mes y más, visitando los ríos que entonces eran verdaderos desiertos de agua; donde las rancherías estaban muy separadas, las islas anegadizas y donde las aguas subían a veces hasta 10 y 12 metros e imposibilitaban la instalación de una capilla.

Volviendo al barco, el casco fue originalmente construido en Glasgow, Inglaterra, con 33 metros de eslora. Sirvió en Argentina como transporte de pasajeros con el nombre de «Tacuarí», llamado después «Concorde» y «Vesta». Al recibirlo, el padre Isola lo renombró llamándolo «El Salvador» y gracias a él el padre Isola pudo extender la fe católica entre los isleños. Así, acompañado por otros padres, pudieron recorrer todo el Delta tanto bonaerense como entrerriano, desde San Nicolás de los Arroyos hasta el Río de la Plata llegando esporádicamente a miles de isleños que sólo podrían oír misa cada muchos días. La única forma de solucionar esto, pensó el padre, era con una capilla flotante, ya que tener una capilla flotante era igual a tener tantas capillas cuantos eran los puntos donde echara el ancla. Entonces, llegó un momento en que la lancha “El Salvador” ya no bastaba para una buena misión evangélica en las islas del Delta. Por ello, el padre Isola visitó al director del diario isleño Delta, Sandor Mikler, y le pidió ayuda  en la campaña para tener una iglesia flotante.

El pedido fue publicado por el periódico y de inmediato dio sus frutos. El Ministerio de Obras Públicas de la Nación resolvió encarar el proyecto y Luis Dodero donó el casco y el campanario importados de Inglaterra. En los astilleros de la Isla Demarchi adaptaron el casco y construyeron la iglesia flotante Cristo Rey. El sábado 22 de agosto de 1936 en Dársena Sur – Ciudad de Buenos Aires -, frente a la calle Pedro de Mendoza, el Nuncio Apostólico Monseñor Cortesi la bendijo y asistieron el Presidente de la Nación Agustín P. Justo y su esposa como padrinos, además de varios ministros, generales, almirantes, jefes del ejército y la Marina, senadores y diputados, y numeroso público, que ascendió a 4.000 personas.  En esos días la nave-iglesia fue visitada por unas 100.000 personas. Estaba contemplada una procesión desde La Boca (Ciudad de Buenos Aires) hasta Tigre (lugar de inicio del Delta del Paraná), pero el mal tiempo obligó a suspenderla.

Descripción

La Capilla flotante tenía capacidad para 150 personas. Incluía una sacristía, un despacho parroquial, un comedor, una cocina, tres camarotes para los sacerdotes y dos camarotes con sus servicios para la tripulación. Al frente del techo de tejuela roja de la capilla y por detrás de la popa del barco se erguía imponente un campanario de formas góticas hermosamente trabajadas. El interior tenía diez ventanas ojivales que la iluminaban, 5 en cada banda, con motivos bíblicos y religiosos.  Detrás del altar había un gran cuadro que representaba a nuestro Señor bendiciendo a la Nave-Iglesia. Este cuadro y toda la decoración pictórica habían sido realizados por el pintor Augusto Juan Fusilier, cuyas obras pueblan muchos templos argentinos.

La capilla flotante Cristo Rey no contaba con velas ni motores. Debía ser remolcada por la lancha “El Salvador”. De esta manera realizó muchas procesiones, donde la iglesia Cristo Rey lucía sus bellas líneas en las aguas del Delta seguida por varios vapores y cientos de embarcaciones. Durante años navegó las aguas del Delta del Paraná, celebrando Misas, Bautizos, Matrimonios. Muchos vecinos del pueblo recuerdan con emoción haber recibido alguno o todos estos sacramentos a bordo de la nave que, en el recuerdo de una vecina mayor, era «como de un cuento de hadas».  

En el año 1952 se realizó un estudio para instalarle dos motores de 80 caballos, que serían donados por la Armada argentina, pero se consideró que el costo de este trabajo sería demasiado alto y el proyecto no prosperó, quedando anclada en el puerto de Buenos Aires. 

Al final y lamentablemente fue desarmada, condenándola al olvido, pero el bello campanario está situado en el Destacamento de Prefectura de la policía en la confluencia del río Carapachay y el Paraná de las Palmas. Está en excelente estado ahora, aunque fue descuidado por muchos años y se temía por su continuidad. Es una parada obligada para todas las lanchas de turismo que pasan por la zona y cuentan su historia. El casco se convirtió en barco arenero.  En la actualidad, hay numerosas capillas en las islas delteñas.

Delta del Paraná

Fotos: Archivo histórico del Delta del Paraná.

           

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