Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos , que culminará cuando publiquemos el Salmo 150.
Hoy compartimos con ustedes el Salmo 12
SALMO 12 (versículos 1-9)
1 Del maestro de coro. En octava. Salmo de David.
2 ¡Sálvanos, Señor, porque ya no hay gente buena,
ha desaparecido la lealtad entre los hombres!
3 No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios engañosos y doblez de corazón.
4 Que el Señor elimine los labios engañosos
y las lenguas jactanciosas de los que dicen:
5 «En la lengua está nuestra fuerza;
nuestros labios no defienden, ¿quién nos dominará?».
6 «Por los sollozos del humilde y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré –dice el Señor–
y daré mi ayuda al que suspira por ella».
7 Las promesas del Señor son sinceras
como plata purificada en el crisol,
depurada siete veces.
8 Tú nos protegerás, Señor,
nos preservarás para siempre de esa gente;
9 por todas partes merodean los malvados
y se encumbran los hombres más indignos.
Fuente: El Libro del Pueblo de Dios.
Voz: Ma Teresa Vargas /Música: Juanjo Cabrera (Spotify)/ Juanjo Cabrera (canal de Youtube)
Comentario del Salmo 12
Salmo de súplica comunitaria, estructurado en cuatro partes: aflicciones (2-3), súplica (4-5), oráculo divino (6) y expresión de confianza (7-9). El salmo se abre con un diagnóstico pesimista de la humanidad, que sirve para introducir la situación de pecado, tipificada en el mal uso de la palabra: mentira, hipocresía, arrogancia y que provoca la correspondiente súplica. (https://santaclaritalanes.com/) Responde un oráculo en nombre de Dios, que escucha el grito de los humildes y los pobres, y promete su salvación. En contraste con las malas palabras de los enemigos, las palabras sinceras de Dios infunden confianza y garantizan su intervención.
Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española.