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Meditación del 5 de Agosto

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 15,21-28

Evangelio según San Mateo 15,21-28.

Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón.
Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio».
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!».
Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros».
Ella respondió: «¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!».
Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.

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¿Tiene sentido el sufrimiento?

La fe que sana.

1) Cananea: es una mujer considerada que viene de una región de poca religiosidad. Es de la fama de a los que ni le va ni les viene Dios. Pero sus gritos llaman la atención. Porque es así, hay personas que recurren a la fe en tiempos de crisis, en donde uno ya no sabe dónde poner sus fuerzas. Tenemos que entender que hay distintos momentos de encuentro con Dios. A algunos se encuentran con Dios en la parroquia y en una vida religiosa y otros que se encuentran en esos momentos tremendos que te pone la vida. Pero vos y yo tenemos que ayudar a que se encuentren con Dios y no a ponerle palos en la rueda a la gente, si no, terminamos siendo más papistas que el Papa.

2) Se está muriendo: cuántos hoy recurrimos a Jesús porque se nos está muriendo la fe o la esperanza o la confianza. Muchos estamos desesperados por la situación que nos apremia. Pero Jesús está y nos viene a socorrer. Hoy le venimos a gritar porque estamos caídos y desesperados. Parece que no escucha, pero sí te escucha. Volvé a insistir, porque necesita de nuestro grito.

3) A todos: la fe es lo que sana y salva. Hoy pidamos el don de la fe. Nos recuerda que las gracias que nos regala es para todos y no para un grupo selecto. Todos somos de Cristo. No podemos mostrarnos como cristianos de primera o de segunda. De las 100 almas nos interesan las 100. Fuerza y ánimo, que Dios está.

Un año con Jesus

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2 comentarios

Joaquin Isla agosto 5, 2020 - 8:50 am

Dios los bendiga

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Florencia agosto 6, 2020 - 10:33 pm

gracias me ayuda mucho las meditaciones y palabras del Padre Luis

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