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Meditación del día 12 de Septiembre

por Pbro. Luis A. Zazano
Lucas 6,43-49

Evangelio según San Lucas 6,43-49

Jesús decía a sus discipulos:
«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos:
cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
¿Por qué ustedes me llaman: ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que les digo?
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»

Por sus frutos lo reconocerá

1) El árbol: es mirar tu vida y descubrir qué es lo que te identifica. No son tus conocimientos, ni papeleríos los que nos muestran el tipo de persona que sos; sino más bien tus actitudes y tus gestos. Es de allí de donde podemos conocer a las personas. Tu vida está también marcada por situaciones que viviste, que te llevan a ser más duro o comprensivo en esta vida. Para conocerte no nos basta ver tu currículum o tus títulos, solo basta ver si saludas o no.

2) La profundidad: es donde haces pie en tu vida. La clave es ver en dónde te aferras cuando vienen los tiempos duros y difíciles. Cuando vienen esos tornados de la vida que nos mueven todo y no nos dejan estabilizarnos. Tu raíz tiene que ser el silencio y la oración. Sí, baja un cambio. Es más llevadero cuando viene un tornado, que te encuentre encerrado en tu interior porque te protege, a que estés de aquí para allá porque si no te lleva. No caigas en la herejía del activismo, más bien volvé a vos para que pase rápido el huracán de tu vida.

3) Arena: es aquello que no tiene profundidad, es cuando elegís cosas sin profundizar. Una pregunta que te tenés que hacer es: ¿qué aporte deja esto o esta persona en mi vida? Pues si la respuesta es «nada» entonces toma distancia, porque si no el desastre que será tu vida será grande. Fíjate qué frutos das. Un dato: el presentismo en misa no tan solo cuenta, sino más bien las actitudes después de misa son las que suman millas en tu viaje al cielo.

Recordalo, ¡porque hasta el cielo no paramos!

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Un año con Jesus

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1 comentario

Joaquin Isla septiembre 12, 2020 - 11:27 am

Dios los bendiga

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