Portada » «Soy feliz ayudando a los niños más necesitados»

«Soy feliz ayudando a los niños más necesitados»

por Editor mdc
niños-bolivia

María José Pascual es una misionera de Navarra, Hija de la Caridad, en Bolivia. Allí trabaja en la educación y en la atención a los niños de la calle. Hoy, nos cuenta su experiencia.

Desde muy joven, a los  13 años, sentí que nacía en mi la vocación misionera después de un retiro en el colegio y poco a poco fue madurando acompañada siempre por la oración .El carisma de las Hijas de la Caridad es “servir a Cristo en los pobres”. Y siento que Dios me llamó para servirle a Él en la persona de los pobres, especialmente a los niños. Para mí es el mejor regalo que Él me ha dado, ser su instrumento para ayudar a los que están marginados en esta sociedad.

Durante mi vida misionera he estado en varias misiones, primero estuve durante 8 años en El Alto, Bolivia trabajando en el campo de la alfabetización a los Aymaras que emigraban del campo a las ciudades, con nuestro trabajo educativo logramos que unas 300 personas sacaran el Bachiller.

Mujeres musulmanas

Luego fui a Argelia, en un momento en el que el país salía de la guerra civil y las condiciones de pobreza eran muy grandes. Allí trabajé, con las mujeres musulmanas que están muy marginadas en la sociedad. Y también ayudé a niños enfermos terminales en un hospital, y atendí a los niños del orfelinato de Tenes, que eran los niños más vulnerables y desamparados. Con este trabajo se fortaleció mi el amor a la Iglesia, ya que nuestra comunidad católica era muy pequeña pero nos sentíamos apoyados por la oración de todos vosotros.

Tras cuatro años volví a Bolivia aquí trabajo en la educación en Colegio de Fe y Alegría, en promoción de la mujer aymara, niños desnutridos, y en el “Programa Amanecer” que acoge y rehabilita a niños/as, adolescentes y jóvenes en situación de alto riesgo que viven y duermen en las calles, son adictos a la clefa, frecuentemente cometen robos y recurren a la prostitución para sobrevivir. Son niños que huyen de sus por maltrato familiar,  violencia física y sexual, psicológica… Están carentes del afecto y la comprensión familiar. El Señor me llamó para acompañar estos muchachos que necesitan amor y sentir que Dios les quiere.

Fuente: Obras Misionales Pontificias

Artículos relacionados

Deja un comentario