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Te Alabamos Señor. Hoy: Salmo 32

por Editor mdc

Alabar a Dios, orar, conversar con el Padre, siempre recordando nuestra condición de hijos amados por Él. Estos son algunos de los objetivos de este proyecto de Misioneros Digitales Católicos, que culminará cuando publiquemos el 150.

Hoy compartimos con ustedes el Salmo 32

SALMO 32 (versículos 1-11)

De David. Poema.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado

y liberado de su falta!

2 ¡Feliz el hombre a quien el Señor

no le tiene en cuenta las culpas,

y en cuyo espíritu no hay doblez!

3 Mientras me quedé callado,

mis huesos se consumían entre continuos lamentos,

4 porque de día y de noche tu mano pesaba sobre mí;

mi savia se secaba por los ardores del verano.

5 Pero yo reconocí mi pecado,

no te escondí mi culpa,

pensando: «Confesaré mis faltas al Señor».

¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!

6 Por eso, que todos tus fieles te supliquen

en el momento de la angustia;

y cuando irrumpan las aguas caudalosas

no llegarán hasta ellos.

7 Tú eres mi refugio,

tú me libras de los peligros

y me colmas con la alegría de la salvación.

8 Yo te instruiré,

te enseñaré el camino que debes seguir;

con los ojos puestos en ti, seré tu consejero.

9 No sean irracionales con el caballo y la mula,

cuyo brío hay que contener con el bozal y el freno

para poder acercarse.

10 ¡Cuántos son los tormentos del malvado!

Pero el Señor cubrirá con su amor

al que confía en él.

11 ¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos!

¡Canten jubilosos los rectos de corazón!

Fuente:El Libro del Pueblo de Dios. 

Voz: Rafael Alvarado /Música: Juanjo Cabrera (Spotify) / Juanjo Cabrera (canal de Youtube)

Comentario del Salmo 32

Salmo de acción de gracias individual, enmarcado en un poema sapiencial. Su estructura
comprende dos grandes partes (1-5 y 6.-11) y cinco secciones: bienaventuranzas (1-2),
perdón del pecado (3-5), acción de gracias (6-7), reflexión sapiencial (8-10), invitación
conclusiva (11). Las bienaventuranzas iniciales expresan, en estilo sapiencial, el tema
central del salmo: la felicidad del pecador que ha recibido el perdón divino. La experiencia
del salmista pone en contraste la situación del sufrimiento, producida por la propia culpa y
la liberación experimentada tras el reconocimiento del pecado, la confesión y el perdón
divino. En la segunda parte predomina el tono de alabanza y la reflexión sapiencial, que
invita a dejarse instruir por Dios y a confiar en su misericordia. El énfasis y las repetidas
alusiones del salmo al reconocimiento de los pecados justifican su inclusión por parte de
la Iglesia en la lista de los salmos penitenciales.

Fuente: La Biblia, La Casa de La Biblia, edición aprobada por la Conferencia Episcopal Española

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