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Meditacion del dia 27 de Febrero

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 5,43-48

Evangelio según San Mateo 5,43-48.

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Buscar la perfección.

1) Amar al enemigo: no pasa por una cuestión de sentimientos, no pasa por ver a mi enemigo y abrazarlo. Este amor que propone Jesús es un estilo de vida, es no desear venganza y no dejar que el corazón entre en maldad. Te vuelvo a recordar que la felicidad es un estado y no un sentimiento. Por ello no dejes que nadie quite tu gran objetivo de vida, que es la felicidad. No detengas tu mirar en aquel que te hace daño sino más bien mira tu vida, pero teniendo presente también a esas personas que no te aportan a tu vida y a tu modo de vivir. No reduzcas tu vida a aquello o a aquella persona que te hizo daño porque «el tiempo es más que el espacio».

2) Rueguen por ellos: aquí estamos hablando desde la fe. Porque en lo humano se te invita a tomar distancia de aquello que no te aporta. Porque una cosa es perdonar al enemigo, pero otra cosa es que ya estés pegado a aquel que te lastima. ¡No!, toma distancia porque si ya te quemaste con fuego, seguro que otra vez te quemarás. Desde la fe implica rezar y pedir por esa persona que te hizo daño, porque no tiene paz en su corazón. Y por ende debemos rogar por esa persona que daña y lastima.

3) El camino de perfección: este camino implica tener una mirada sobrenatural. Es saber que hay luchas en mi interior, pero debo ver la mano de Dios en mi vida y en la del otro. Cuando veo a Dios en mi vida puedo mirar a Dios incluso en las cosas que rodean mi vivir. No tengas miedo de caminar en la fe, pero aprende a tener una mirada sobrenatural. No es fácil pero dándote momentos de oración lo lograrás.

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