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Meditación del día 2 de Marzo

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 23, 1-12-FB

Evangelio según San Mateo 23,1-12.

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
«Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;
les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar ‘mi maestro’ por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar ‘maestro’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen ‘padre’, porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».

No seamos algo que no somos.

1) No hacen lo que dicen: Jesús nos empieza a llamar la atención en estos días a los que estamos metidos en una vida religiosa, a aquellos que nos hemos comprometido a vivir el evangelio. Hoy el Señor nos propone vivir un estilo de vida acompañado con lo que Dios nos propone. Debo reconocer que un gran porcentaje de nuestra sociedad no está metida en Dios o en nuestra religión por actitudes nuestras más que por una crisis de fe. Muchos se alejaron de Cristo, no por crisis de fe sino por crisis de los que estamos dentro de la Iglesia. Recemos para que podamos cambiar.

2) Las cargas: cuántas veces atamos cargas en los otros. La más pesada es lo que llamo «cargas de conciencia», en donde buscamos llenar de culpa al otro y hacerlo sentir condenado. Atamos cargas en el otro cuando le hacemos creer que si no estás comprometido en un grupo concreto de la Iglesia no servís a la comunidad o que Dios se enoja. En fin… cuántas veces hacemos que las cabezas de otros exploten en vez de emitir tranquilidad y cercanía con Dios.

3) Solo Dios es grande: aquí está la grandeza de Dios, que nos invita a ser simples servidores; dar de lo mejor de nosotros, pero no para imponer o para tener puestos, sino más bien para crecer juntos en el camino hacia la santidad. No olvides nunca que somos simples servidores de Dios y no hacemos carrera dentro de la Iglesia.

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