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Las pistas de san José

por Editor mdc
portada web pistas de san Jose

Una propuesta para peregrinar en el amor de Dios de la mano del fiel custodio de Jesús y María.

Estamos transitando el año de san José, convocado por el Papa Francisco para conmemorar que hace 150 años el Papa Pío IX declaró al padre adoptivo de Jesús patrono de la Iglesia. En ese marco surgió el proyecto de las pistas de san José, inspirado en la Carta Apostólica Patris Corde que el sumo pontífice difundió el 8 de diciembre de 2020.

Desde enero hasta junio, cada día 19 compartimos en las redes sociales de Misioneros Digitales Católicos reflexiones y adivinanzas a modo de pistas para llegar al tesoro al que san José nos conduce. Aquí las reunimos, para frecuentarlas cuando las necesitemos, para meditarlas en silencio o compartirlas en nuestras comunidades, para dejar que Dios acreciente nuestra fe.

Pista 1: Escucha

San José nos enseña que este tesoro está esperando encontrarnos desde mucho tiempo antes de que empecemos a buscarlo. A menudo está presente en nuestras vidas, pero nos pasa desapercibido. Entonces, el primer paso para descubrirlo es tener una actitud de _ S _ U _ H _ hacia Dios y hacia el mundo que nos rodea. Debemos estar atentos a lo que sucede y a lo que los demás tienen para decirnos. Puede que comprendamos lo expresado sin mayores esfuerzos, o puede que no. Con todo, este gran santo nos demuestra que lo valioso es estar dispuestos a recibir mensajes divinos en lo cotidiano porque, con el tiempo, las respuestas llegan. El padre adoptivo de Jesús practicó siempre con fe la actitud que nos propone en esta primera pista. ¿Adivinaste de qué se trata?

«En el templo, cuarenta días después del nacimiento, José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. Lc 2,22-35)». Carta Apostólica Patris Corde

Pista 2: Obediencia

Un mes después de conocer la primera pista para llegar al tesoro al que san José nos quiere conducir, vamos por la segunda.

Ya emprendimos el camino a través de la escucha y es tiempo de meditar la respuesta que dio el padre adoptivo de Jesús luego de recibir mensajes de Dios. ¿Qué actitud tuvo san José cuando despertó de los sueños en los que el ángel del Señor le comunicó designios divinos?

Como María, el santo patrono de la Iglesia creyó e hizo lo que debía hacer.

Lo más interesante de la historia es que Dios no obligó a san José a practicar la O_E_IE_C_A, como no lo hace con ninguno de nosotros. El que por amor nos creó, nos quiso libres y a diario nos regala oportunidades de dar nuestro ‘Sí’, con la certeza de que su poder es más grande que cualquier dificultad.

Si estamos atentos, Dios nos muestra cuál es el buen camino. Queda en cada alma imitar a José y elegir la senda que nos marca el Padre.

««Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado» (Mt 1,24). Con la obediencia superó su drama y salvó a María». Carta Apostólica Patris Corde

Pista 3: Prudencia

En su día, san José nos regala una nueva pista para llegar al tesoro. Recordá que ya contamos con la escucha y la obediencia para ir acercándonos.

Con el fin de evitar un mal, la Sagrada Familia migró hacia un lugar seguro por inspiración de Dios. A la hora de tomar la decisión de volver, san José actuó con P_U_E_C_A. Esperó el momento oportuno, con paciencia y confianza en que el Señor le iba a indicar cómo seguir. Y así fue.

Sea cual sea nuestra realidad actual, vivamos con cautela. Pensemos antes de hablar cómo van a reaccionar los demás; evaluemos las consecuencias posibles de las decisiones que tomamos; prestemos atención a lo que el Espíritu Santo nos dicta. Cuidemos hasta los hábitos y conductas que parecen más simples, porque de esa manera la gracia siempre será mayor.

«En Egipto, José esperó con confianza y paciencia el aviso prometido por el ángel para regresar a su país. Y cuando en un tercer sueño el mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban matar al niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a su madre y que volviera a la tierra de Israel (cf. Mt 2,19-20), él una vez más obedeció sin vacilar: «Se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en la tierra de Israel» (Mt 2,21).» Carta Apostólica Patris Corde

Pista 4: Confianza

En este año tan especial, san José nos señala el camino para alcanzar un valioso tesoro. Hasta ahora nos dio tres pistas: la escucha; la obediencia; y la prudencia. Es tiempo de la cuarta, que va de la mano de las anteriores.

En diferentes momentos de su vida, el padre adoptivo de Cristo depositó su C_N_I_N_A en la Providencia. Creyó con esperanza firme que Dios no le iba a fallar, sabía muy bien que el Padre Celestial nunca rompe sus promesas.

A su vez, san José vivió en carne propia lo que se siente que otras personas esperen que uno cumpla su palabra o atienda sus preocupaciones.

Jesús y María tuvieron la actitud de esta pista cuando se acogieron al cuidado de san José. Cuánto más, la Iglesia que desde hace siglos se encomienda a él.

La pista se trata de mirar con fe y coraje al futuro, de permanecer en paz porque tenemos la certeza de que Dios siempre nos provee de lo que necesitamos.

«Nunca se percibe en este hombre [san José] la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza». Carta Apostólica Patris Corde

Pista 5: Entrega

Llegó un nuevo 19 y estamos cada vez más cerca de alcanzar el tesoro al que san José nos conduce. Esta nueva pista es una invitación a abandonarnos en los brazos de Dios y ayudarlo a construir su Reino desde nuestra cotidianidad.

Con su E_T_E_A generosa, el esposo de María vivió su vocación como el don de sí mismo. Hizo del servicio su forma de vida.

José acompañó a la Virgen con fidelidad, procurando la paz y la alegría de la familia. Le enseñó a Jesús todo lo que pudo, lo formó en su oficio, le regaló su tiempo y le brindó ejemplos diarios de buenos modales. Lo amó con corazón de padre.

Esta actitud que nos propone adoptar se trata de darnos a los demás, de estar dispuestos a ofrecer lo que somos, lo que podemos hacer con la gracia de Dios. Para transformar un sacrificio en un gesto de amor, a veces sólo hace falta dar un salto de fe.

«Cuando una vocación, ya sea en la vida matrimonial, célibe o virginal, no alcanza la madurez de la entrega de sí misma deteniéndose sólo en la lógica del sacrificio, entonces en lugar de convertirse en signo de la belleza y la alegría del amor corre el riesgo de expresar infelicidad, tristeza y frustración». Carta Apostólica Patris Corde


El tesoro de san José: el Sagrado Corazón de Jesús

“Con corazón de padre: así José amó a Jesús”.

«Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe».

Carta Apostólica Patris Corde del Papa Francisco

¿Alguna vez pensaste en la misión de san José como custodio del corazón del  Redentor? Él fue testigo de sus primeros latidos. Escuchó y obedeció. Actuó con prudencia y confianza. Se entregó, tal como nos lo enseñó en las pistas que nos fue regalando mes a mes.

El padre adoptivo de Jesús se consagró por entero al Sagrado Corazón de su hijo, lo cuidó. Se acercó a través de María, y también protegió el de ella. El Inmaculado Corazón de nuestra Madre es la llave del tesoro que nos lleva al cielo. Nos enseña a rezar, a defender lo bueno, a compartir los dones que recibimos.

Hoy, 19 de junio, día en el que celebramos a san José en el mes del Sagrado Corazón de Jesús, encontramos un tesoro y una responsabilidad. Ahora tendremos la dicha de velar por él. Cuando creemos que llegamos, Dios nos revela con su inmenso amor que estamos en el punto de partida. Peregrinemos pues, con la certeza que vamos acompañados.

Vos, ¿qué vas a hacer para custodiar con san José los corazones de Jesús y María?

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