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Meditación del día 7 del junio

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 4, 25 5, 1-12 fb

Evangelio según San Mateo 4,25.5,1-12.

Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.»

Seas bienaventurado.

1)Felices: el camino de la vida cristiana y el tiempo ordinario que continuamos desde ahora nos recuerda que en la vida ordinaria estamos llamados a ser felices. Nuestro camino de la felicidad también está marcado por las lágrimas y el sufrimiento y esta lucha constante que nos propone enfrentar día a día. Muchos creemos que para una vida feliz no hay sufrimiento, ¡y no! En el sufrimiento debemos recordar que con esas lágrimas regamos la planta de la felicidad en el corazón.

2) Lo que implica: es asimilar en lo cotidiano la vida del Evangelio. Es luchar por tener tu tiempo de oración en esos días que parece que tienen que tener 48 horas para hacer todo lo que tienes que hacer. El poder querer a los que te rodean cuando ves que cada dos por tres te pegan la criticada. En fin, es en lo cotidiano en donde se busca lo extraordinario.

3) A lo que apunta: tu vida tiene que apuntar al cielo. Es este camino lo que te tiene que llevar a recordar cada día que es el cielo la clave de a donde debes llegar. Nunca te olvides hacia dónde vas, si no, no sabrás dónde estás y por qué estás

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