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Meditación del día 8 del junio

por Pbro. Luis A. Zazano
Mateo 5, 13-16

Evangelio según San Mateo 5,13-16

Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Ser luz

1) Sal: es ponerle el gusto a la vida, porque un cristiano como vos y como yo debemos encontrarle el gusto y el sentido a esta vida. No podés amargarte ni avinagrarte, ni tampoco ser desabrido. Sos una persona que puede aportar mucho en esta vida a mucha gente y estoy seguro que lo haces. Ponete las pilas y mira la vida desde el saberte que podés dar mucho y no estando a la espera de recibir.

2) Luz del mundo: cuán importante es mirar esta individualidad que usa Jesús, no dice que «perengano» o «mengano» sean luz. Te dice a vos. Vos sos luz, vos podés iluminar y generar. La luz da confianza y clarifica las cosas. No dudes que podés dar confianza y claridad, es más… debes darlo porque muchos necesitamos esas dos cosas.

3) Brillar: tenés que brillar por vos mismo y dejar de estar dependiendo de que otros pongan sabor o luz a tu vida. Vos mismo generas pero debes convencerte y seguir adelante con Ello. Sos mucho, pero te crees tan poco. Sos importante, pero te me tiras abajo. Vos podés lograrlo todo en el Todo. Ánimo que hasta el cielo no paramos.

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